Históricamente, los conflictos internacionales han encontrado en la diplomacia y la negociación sus principales herramientas de resolución. Estados Unidos, durante gran parte del siglo XX, se consolidó como el principal promotor del orden multilateral, impulsando organismos como la ONU, la OTAN, el FMI y el Banco Mundial.
Sin embargo, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca en su segundo mandato ha cambiado radicalmente las reglas del juego. El multilateralismo ha sido reemplazado por un unilateralismo agresivo, donde la política exterior de Estados Unidos ya no busca la conciliación, sino la imposición.
Uno de los primeros casos de esta nueva estrategia se vivió con Colombia, pero ahora los ojos están puestos en México y Canadá, con la inminente imposición de aranceles del 25 % como mecanismo de presión en temas migratorios y de seguridad.
El caso Colombia: el modelo de presión que podría aplicarse a México
El pasado 26 de enero, el gobierno de Colombia se negó a permitir el aterrizaje de dos aviones militares estadounidenses que transportaban migrantes colombianos indocumentados. La razón fue simple: no existía un acuerdo bilateral que permitiera tales deportaciones.
El presidente Gustavo Petro solicitó que el retorno de los migrantes se realizara en aeronaves civiles y bajo protocolos de respeto a los derechos humanos.
La respuesta de Trump fue inmediata y feroz:
- Aranceles del 25 % a las exportaciones colombianas.
- Suspensión de visas para funcionarios del gobierno de Petro.
- Inspecciones aduanales y fiscalización de cuentas bancarias.
Colombia no tuvo más opción que ceder, permitiendo el aterrizaje de las aeronaves militares.
Este precedente deja en claro que la estrategia de Trump no contempla negociación alguna, sino presión absoluta para lograr sus objetivos.
México y Canadá: la nueva amenaza de aranceles del 25 %
Siguiendo el mismo modelo de Colombia, Trump anunció que a partir del 1 de febrero impondrá aranceles del 25 % a México y Canadá.
La razón oficial es la falta de cooperación en el control migratorio y el tráfico de drogas. Sin embargo, la medida parece responder más a una estrategia de presión para obligar a ambos países a alinearse con la nueva política de seguridad de EE. UU.
Lo preocupante es que Trump no ha especificado qué espera exactamente que hagan México y Canadá para evitar estos aranceles, dejando el escenario en total incertidumbre.
¿Qué opciones tiene México ante el unilateralismo de Trump?
El gobierno de México enfrenta un escenario complejo. Estados Unidos tiene múltiples herramientas de presión que podrían debilitar la posición mexicana en cualquier negociación.
Las principales amenazas incluyen:
- Imposición de aranceles adicionales a productos estratégicos como automóviles, acero y productos agrícolas.
- Cierre parcial o total de la frontera terrestre, afectando el comercio y el tránsito de personas.
- Restricción de visas, complicando la movilidad de empresarios y funcionarios mexicanos.
- Publicación de información sensible sobre el crimen organizado y sus posibles nexos con autoridades mexicanas.
- Deportación masiva de migrantes centroamericanos hacia México, saturando los refugios y generando una crisis humanitaria.
El crimen organizado en la mira de EE. UU.: una nueva fase de conflicto
Uno de los temas más delicados es la posibilidad de que Trump declare a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas.
Este cambio de clasificación permitiría a Estados Unidos:
- Ejecutar operativos militares en territorio mexicano sin autorización del gobierno.
- Perseguir financieramente a cualquier empresa o institución que tenga vínculos con cárteles.
- Justificar sanciones económicas contra México si se considera que no combate el narcotráfico de manera efectiva.
El traslado de Mario Zambada a EE. UU. sin consulta previa con el gobierno mexicano es solo una señal de que esta estrategia ya está en marcha.
¿Por qué México tiene pocas herramientas de negociación?
El gobierno de México se encuentra en una posición de debilidad, en gran parte por la falta de relaciones diplomáticas sólidas durante la administración de López Obrador.
La relación entre Biden y AMLO fue, en el mejor de los casos, tibia y distante, lo que debilitó los mecanismos de negociación institucional entre ambos países.
Ahora, con Trump en el poder, México enfrenta un escenario aún más complicado:
- Trump ignora los mecanismos diplomáticos tradicionales y prefiere la imposición unilateral.
- Los canales de comunicación bilateral están debilitados, lo que dificulta la negociación efectiva.
- El gobierno de EE. UU. está dominado por funcionarios de línea dura en temas de seguridad y comercio.
El multilateralismo no es una opción con Trump
A nivel global, México tampoco tiene muchas opciones. Durante décadas, nuestro país ha utilizado los organismos multilaterales como herramientas de negociación, pero con Trump en el poder, estos espacios han perdido relevancia.
- Estados Unidos ha debilitado su participación en la ONU y la OMC.
- Trump no reconoce la legitimidad de tribunales internacionales de comercio.
- El T-MEC tiene mecanismos de resolución de disputas, pero su aplicación es incierta bajo el nuevo gobierno.
Conclusión: el unilateralismo llegó para quedarse
El segundo mandato de Donald Trump está marcado por un cambio radical en la política exterior de EE. UU..
El multilateralismo y la negociación han quedado atrás, dando paso a una estrategia de presión económica, amenazas directas y medidas unilaterales.
México y Canadá enfrentan una crisis inminente con los nuevos aranceles, pero la verdadera pregunta es:
- ¿Podrá el gobierno de México diseñar una estrategia efectiva para contrarrestar las imposiciones de Trump?
- ¿Habrá margen para la negociación o el país deberá ceder ante la presión estadounidense?Lo único seguro es que este es solo el comienzo de un período de tensión e incertidumbre en la relación bilateral entre México y Estados Unidos.
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