Singapur, uno de los centros financieros más estables y prósperos del mundo, ha encendido las alarmas. Su economía se contrajo un 0.6% en el primer trimestre y su gobierno admite que podría caer en una recesión técnica este año, víctima directa del fuego cruzado en la guerra comercial entre Estados Unidos y China.
Singapur, la ciudad-Estado conocida como la «Suiza de Asia» por su estabilidad, riqueza y papel como centro neurálgico del comercio global, enfrenta una amenaza inusual: la recesión. En una declaración que ha sacudido los círculos económicos, el Secretario de Comercio e Industria, Beh Swan Gin, admitió que el país podría entrar en una recesión técnica este mismo año.
La advertencia se basa en datos concretos y preocupantes. La economía de Singapur, altamente dependiente de las exportaciones y el comercio internacional, ya registró una contracción del 0.6% en el primer trimestre de 2025. Una recesión técnica se define como dos trimestres consecutivos de crecimiento negativo, por lo que si la tendencia continúa, la crisis se oficializará en los próximos meses.
Víctima inocente de una guerra de gigantes
Lo más revelador de la situación de Singapur es la causa de sus problemas. A diferencia de otras crisis, esta no se origina en desequilibrios internos, burbujas especulativas o una mala gestión económica. El gobierno ha sido explícito al señalar al culpable: el «impacto de la guerra comercial entre Estados Unidos y China».
Singapur es el canario en la mina de la globalización. Su modelo económico se basa en ser un puerto abierto, un centro financiero neutral y un eslabón indispensable en las cadenas de suministro globales. Cuando sus dos socios comerciales más grandes, EE.UU. y China, se enzarzan en una batalla de aranceles y restricciones, Singapur queda atrapado en el fuego cruzado. Las exportaciones caen, la inversión se frena y la economía se resiente.
Una paradoja en un mundo fracturado
La vulnerabilidad de Singapur es aún más llamativa si se considera que, en los últimos años, se ha beneficiado de los problemas de su principal rival regional, Hong Kong. Mientras la inestabilidad política y el creciente control de Pekín sobre Hong Kong provocaban una fuga de capitales, Singapur se posicionaba como el refugio seguro, atrayendo miles de millones de dólares en depósitos.
Sin embargo, esta crisis demuestra que ningún refugio es completamente seguro en un mundo que se está fracturando en bloques geopolíticos rivales. El éxito de Singapur estaba ligado a una era de globalización y cooperación que parece estar llegando a su fin.
La posible recesión de la «Suiza de Asia» es una poderosa advertencia para otras economías pequeñas y abiertas en todo el mundo: en la nueva era de la rivalidad entre grandes potencias, la neutralidad y la apertura económica ya no son una garantía de prosperidad.


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