En medio de la tensión por la guerra en Ucrania, Rusia realizó un amplio ejercicio militar con armas nucleares, apenas un día después de que Estados Unidos anunciara el aplazamiento de la cumbre entre Vladimir Putin y Donald Trump.
El Kremlin difundió un video donde se observa al general Valery Gerasimov, jefe del Estado Mayor, informando directamente a Putin sobre el operativo, en el que se lanzaron misiles balísticos intercontinentales desde tierra, submarinos y aviones de combate.
El mensaje fue claro: una demostración de fuerza dirigida tanto a Occidente como a Kiev, en un momento en que la diplomacia entre Moscú y Washington atraviesa una nueva fase de incertidumbre.
El simbolismo detrás del simulacro nuclear
El ejercicio no fue casual. Según analistas internacionales, Putin recurre al poderío nuclear como una herramienta de presión política, especialmente cuando las negociaciones internacionales se estancan.
Durante los últimos meses, el Kremlin ha intensificado su retórica contra la OTAN y ha subrayado su capacidad de respuesta militar frente a cualquier amenaza externa.
En paralelo, la alianza atlántica también llevó a cabo sus propios ejercicios de disuasión nuclear, lo que refuerza la percepción de una nueva carrera armamentista en el contexto de la guerra de Ucrania.
La secuencia temporal —un día después del anuncio de Washington— envía una señal inequívoca: Rusia busca mantener el control del tablero geopolítico y demostrar que no depende del ritmo diplomático de Estados Unidos.
La cumbre pospuesta: tensión y cálculo político
La cumbre entre Putin y Trump, originalmente prevista para celebrarse en Hungría, había despertado expectativas sobre un posible avance en las negociaciones de paz. Sin embargo, tras una llamada entre diplomáticos de ambos países, la Casa Blanca confirmó que el encuentro no se realizará “en un futuro inmediato”.
Trump, según sus propias declaraciones, “no quiere una reunión inútil”, sugiriendo que solo se sentará con Putin si hay un marco sólido para un acuerdo.
Desde Moscú, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, afirmó que “la preparación para la cumbre continúa, pero requiere tiempo y coordinación”.
A su vez, insistió en que Rusia sigue abierta al diálogo, aunque mantiene su postura firme sobre sus intereses estratégicos en Ucrania.
Misiles, diplomacia y señales de poder
La jornada de entrenamiento nuclear fue interpretada como una maniobra de advertencia, especialmente después de que Estados Unidos reforzara su apoyo militar a Kiev y aprobara nuevos paquetes de asistencia.
Putin, al supervisar el ejercicio, reiteró que Rusia “no busca la guerra, pero responderá con contundencia a cualquier agresión”.
El lanzamiento de misiles intercontinentales, capaces de alcanzar territorio estadounidense, marcó un nuevo punto de inflexión en la escalada retórica entre ambos países.
Mientras tanto, Washington centra su atención en la próxima visita de Trump a Asia, lo que deja en suspenso cualquier avance diplomático inmediato con el Kremlin.
TE PODRÍA INTERESAR