El Primer Ministro Keir Starmer revela planes ambiciosos para la defensa británica, incluyendo 12 nuevos submarinos nucleares, ante una amenaza rusa «más seria».
En un discurso contundente desde Glasgow, el Primer Ministro británico, Keir Starmer, ha desvelado los planes de defensa más ambiciosos del Reino Unido desde el fin de la Guerra Fría. Con la amenaza rusa calificada de «más seria e inmediata», Londres se prepara para una nueva era de «nación lista para la batalla», con una inversión multimillonaria en submarinos nucleares y capacidades cibernéticas.
El Primer Ministro del Reino Unido, Keir Starmer, ha anunciado una serie de reformas drásticas y un aumento significativo del gasto en defensa, prometiendo transformar el país en una «nación lista para la batalla y acorazada». Desde un astillero naval en Glasgow, Starmer enfatizó que el Reino Unido «no puede ignorar la amenaza que Rusia representa», describiéndola como «más seria, más inmediata y más impredecible que en cualquier momento desde la Guerra Fría».
Estas medidas responden a una revisión estratégica de defensa encargada por Starmer, influenciada por la invasión rusa de Ucrania y la reelección de Donald Trump en Estados Unidos. El gobierno laborista de centro-izquierda de Starmer ha aceptado las 62 recomendaciones de esta revisión, buscando fortalecer al Reino Unido frente a las crecientes amenazas en tierra, aire, mar y ciberespacio. El país busca «aprender las lecciones de Ucrania», que ha desarrollado rápidamente su tecnología de drones para contrarrestar a las fuerzas rusas.
Entre las medidas clave de rearme se incluye la construcción de «hasta 12» nuevos submarinos de ataque de propulsión nuclear, aunque con armamento convencional, bajo la asociación AUKUS con Australia y Estados Unidos. El objetivo es escalar la producción para lanzar un nuevo submarino cada 18 meses. Se destinarán 15.000 millones de libras (aproximadamente 20.300 millones de dólares) al arsenal nuclear británico, compuesto principalmente por misiles transportados en submarinos, cuyos detalles se mantendrán confidenciales. Además, se incrementarán las reservas de armas convencionales, incluyendo hasta 7.000 armas de largo alcance de fabricación británica.
La integración de la tecnología de drones y el establecimiento de un comando cibernético marcan una evolución en la doctrina militar británica, reconociendo la creciente importancia de la guerra híbrida. Esto indica un cambio estratégico de la defensa tradicional a la adaptación a las realidades de la guerra moderna, donde las capacidades no convencionales como los drones y la ciberseguridad son tan críticas como las fuerzas armadas tradicionales. El Reino Unido no solo está aumentando su gasto, sino que está invirtiendo en el tipo de capacidades que han demostrado ser decisivas en conflictos recientes, lo que sugiere una visión a largo plazo para la disuasión y el combate.
El Secretario de Defensa, John Healey, ha afirmado que los planes para alcanzar el 2.5% del PIB en gasto de defensa para 2027 están «en marcha» y que «no hay duda» de que se llegará al 3% antes de 2034. Sin embargo, Starmer ha caracterizado el 3% como una «ambición» más que una promesa firme, supeditada a la identificación precisa de la fuente de financiación. Esta ambición de aumentar el gasto en defensa, aunque con incertidumbres sobre la financiación, ejerce presión sobre otros miembros de la OTAN para cumplir o superar sus propios objetivos de gasto, especialmente ante las demandas de Trump. El compromiso público del Reino Unido, una de las principales potencias militares de Europa, establece un nuevo punto de referencia, intensificando el debate sobre el reparto de la carga dentro de la OTAN.
Starmer destacó que este rearme creará un «dividendo de defensa» en forma de miles de empleos manufactureros bien remunerados, en contraste con el «dividendo de paz» que siguió a la Guerra Fría. La política de defensa británica, según Starmer, será «primero la OTAN», prometiendo la «mayor contribución de Gran Bretaña a la OTAN desde su creación» y asegurando que «nunca lucharemos solos». El anuncio de Starmer es una señal clara de que el Reino Unido está redefiniendo su papel global post-Brexit, priorizando la seguridad y la alianza con EE. UU. y Australia a través de AUKUS, lo que podría tener implicaciones para su relación con la UE en materia de defensa. Al enfocarse en AUKUS y una política «OTAN-primero», el Reino Unido está solidificando su posición como un actor de seguridad global, potencialmente diferenciándose de la estrategia de defensa de la UE.
«La amenaza a la que nos enfrentamos es más seria, más inmediata y más impredecible que en cualquier momento desde la Guerra Fría.» — Keir Starmer, Primer Ministro del Reino Unido


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