Vivimos en una era donde la globalización ha transformado nuestra manera de comunicarnos, comerciar y gobernar. Sin embargo, también enfrentamos un mundo marcado por proteccionismo, xenofobia y cierres de fronteras. En este contexto, el poder se concentra nuevamente en un juego de dos grandes actores: Estados Unidos y China, mientras que otros países, como México y Serbia, navegan entre crisis políticas, corrupción y el descontento social.
El concepto de glocalidad ha cobrado relevancia: una visión global que debe adaptarse a las realidades locales. Pero, ¿qué ocurre cuando la corrupción se convierte en una constante en las decisiones de los gobiernos?
La reciente crisis política en Serbia ofrece una comparación sorprendente con México, especialmente cuando se trata de la respuesta social ante tragedias provocadas por la corrupción.
Serbia en crisis: El colapso que sacudió al gobierno
El 1 de noviembre de 2024, Serbia vivió una tragedia que cambió el panorama político del país. En la ciudad de Novi Sad, la estación de trenes, recién remodelada y entregada justo antes de las elecciones, colapsó, dejando 15 muertos y más de 30 heridos.
Este evento desató una ola de protestas masivas en Belgrado y Novi Sad, que se prolongaron por tres meses hasta que el primer ministro Milos Vucevic renunció junto con el alcalde de Novi Sad, Milan Djuric.
Los serbios no aceptaron excusas. Salieron a las calles, exigieron justicia y lograron cambios reales en el gobierno. Ahora, el presidente Aleksandar Vucic se encuentra en la cuerda floja.
Pero la pregunta es inevitable: ¿qué hubiera pasado si este desastre hubiera ocurrido en México?
México y la corrupción en las obras públicas: ¿Dónde está la indignación?
La historia de Serbia nos recuerda casos similares en México, donde la corrupción en infraestructura ha provocado tragedias, pero con un desenlace completamente distinto.
Colapso de la Línea 12 del Metro de la CDMX (2021)
- 26 muertos y más de 100 heridos.
- Responsables políticos como Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum nunca fueron sancionados.
- La justicia solo alcanzó a funcionarios menores y contratistas, sin afectar a altos mandos.
Caída de la Feria de Chapultepec (2019)
- Dos muertos y varios heridos.
- La atracción tenía mantenimiento deficiente y no cumplía normas de seguridad.
- Se retiró la concesión, pero no hubo consecuencias políticas reales.
Fallas en el Tren Interurbano México-Toluca
- Retrasos por años en la construcción y sobrecostos millonarios.
- Irregularidades en los contratos, pero nadie fue sancionado.
A diferencia de Serbia, las tragedias en México provocadas por corrupción no han generado cambios de gobierno ni presión suficiente para exigir justicia.
¿Por qué en México no reaccionamos como en Serbia?
Las diferencias en la respuesta social ante la corrupción y la impunidad pueden explicarse desde varios factores:
1. Apatía y resignación social
Los mexicanos hemos normalizado la impunidad. Nos hemos acostumbrado a la corrupción como parte del sistema político. Aunque existe indignación en redes sociales y medios de comunicación, pocas veces se traduce en protestas masivas o acciones concretas para exigir cambios.
2. Control mediático y manipulación política
El gobierno ha sabido manejar la narrativa de las tragedias, desviando la atención y evitando que se traduzca en presión política. En el caso de la Línea 12, se priorizó la protección de Sheinbaum y Ebrard, argumentando que se trató de un accidente, cuando las investigaciones señalaron fallas estructurales y negligencia.
3. Falta de consecuencias legales para altos mandos
En México, los casos de corrupción rara vez alcanzan a los responsables de alto nivel. Se castiga a funcionarios de menor rango o a empresas contratistas, pero los políticos responsables siguen en sus cargos o incluso ascienden a posiciones más altas.
4. Una oposición debilitada
A diferencia de Serbia, donde los partidos opositores jugaron un papel clave en amplificar las protestas, en México la oposición ha sido débil y dividida, incapaz de capitalizar el descontento social.
¿Qué podemos aprender de Serbia?
La crisis política en Serbia deja varias lecciones para México:
La sociedad tiene el poder de exigir justicia. Si hay suficiente presión, se pueden lograr cambios reales en el gobierno.
La corrupción en infraestructura cuesta vidas. No es un problema menor, sino una crisis que afecta la seguridad de la gente.
No se debe permitir que las tragedias se normalicen. Cada caso de corrupción debe investigarse a fondo y sancionar a los responsables, sin importar su cargo.
Conclusión: ¿Podría México despertar?
La situación en Serbia demuestra que cuando la sociedad se une, puede lograr cambios en el gobierno. En México, aún estamos lejos de ver una reacción similar, pero no significa que sea imposible.
Para que los ciudadanos rompan el ciclo de impunidad, se necesita:
- Mayor conciencia social sobre la corrupción y sus consecuencias.
- Medios de comunicación independientes que expongan los abusos del poder.
- Un sistema judicial que realmente castigue a los responsables.
- Una oposición fuerte que canalice la indignación en acciones concretas.
México tiene una historia de movilizaciones sociales que han cambiado el rumbo del país. La pregunta es: ¿Cuánto más tendrá que pasar para que la sociedad exija justicia con la misma fuerza que en Serbia?
¡Únete a nuestro canal en WhatsApp! Las noticias más relevantes del día directamente en tu dispositivo móvil.


TE PODRÍA INTERESAR