La educación bajo tierra: el inicio de un nuevo ciclo en Ucrania
El primer día de clases en Ucrania llegó con un aire distinto al de cualquier otro país. Lejos de los patios soleados y aulas tradicionales, los niños caminaron hacia sótanos improvisados que hoy funcionan como refugios escolares. El eco de sus voces bajo tierra se ha convertido en símbolo de esperanza en medio de la invasión rusa iniciada en febrero de 2022.
Bobryk: un pueblo que convirtió un sótano en escuela
En Bobryk, un pequeño pueblo de la región de Sumy, a solo unos kilómetros de la frontera rusa, los estudiantes se reúnen en un sótano acondicionado. El director Oleksii Korenivskyi tomó la decisión hace dos años, cuando las sirenas de ataques aéreos podían durar hasta 20 horas. “El tiempo es lo único que no se puede recuperar. Esta generación es nuestro futuro”, afirmó.
Aulas improvisadas con flores, plasticos y tradiciones ucranianas
Las aulas del sótano están divididas por láminas de plástico grueso y carecen de ventanas o puertas. A pesar de ello, la vida escolar florece: flores frescas decoraron los escritorios de los maestros y muchos niños llevaron la tradicional vyshyvanka, camisa bordada ucraniana, para dar la bienvenida al ciclo escolar.
Una escuela pequeña, pero con grandes sueños
La escuela de Bobryk tiene poco más de 100 alumnos en dos turnos. Este año, solo siete niños ingresaron al primer grado. Aunque la guerra ha obligado a muchos a partir, los que permanecen llegan cada mañana con la esperanza de que su esfuerzo los acerque a un futuro mejor. Eva, de 7 años, lo resumió con inocencia: “Quiero volver a mi antigua aula y que la guerra termine”.
La decisión de marcharse: familias que buscan seguridad
Algunos, como Vlada Mykhailyk, de 15 años, pronto dejarán Ucrania. Ella y su hermano se mudarán a Austria por decisión de su madre, que teme por su seguridad. “Si tengo que elegir entre estudiar en línea o en el sótano, prefiero el sótano”, confesó, con tristeza por dejar atrás a sus amigos.
Infancias interrumpidas por sirenas y drones
El peso de la guerra también aparece en los relatos de los más pequeños. Cuando una maestra preguntó qué habían hecho en verano, las respuestas fueron paseos en bicicleta y juegos con amigos. Pero un niño de tercer grado añadió: “Un dron Shahed fue interceptado sobre nosotros y hubo fragmentos”. La maestra respondió con calma: “Todo esto es por la guerra”.
El símbolo de la resistencia ucraniana
Más allá de los muros de concreto, las voces infantiles en Bobryk representan la resistencia de un pueblo que se niega a rendirse. Los sótanos que alguna vez fueron oscuros y húmedos hoy son aulas de esperanza. Cada lección dada en medio de alarmas aéreas es un acto de valentía y de fe en que un día la paz llegará.
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