La escena parece repetirse una y otra vez: una larga fila de familias palestinas avanza lentamente hacia el sur de la Franja de Gaza. Algunos viajan en camionetas destartaladas, otros en carretas improvisadas y muchos, a pie, cargando bebés en brazos y bolsas con lo poco que lograron salvar. La carretera, polvorienta y flanqueada por edificios destruidos, es testigo silencioso del miedo y la desesperanza.
El ejército israelí lanzó una nueva ofensiva sobre Ciudad de Gaza, considerada uno de los últimos bastiones de Hamas, y advirtió a la población que debía evacuar. La orden provocó un movimiento masivo: autoridades israelíes calculan que un millón de personas podrían abandonar el norte, aunque miles de gazatíes ya han sido desplazados varias veces desde que la guerra estalló en octubre de 2023.
Voces entre el miedo y la incertidumbre
Mohamed Ghazal, de 32 años, huyó del barrio de Shujaiya:
“Vivimos en un estado de pánico. Los bombardeos no cesaban desde el amanecer, las explosiones eran intensas y los disparos continuos”.
En la multitud también se ve a un hombre en silla de ruedas cargando un niño, y a otro caminando con muletas. Mujeres exhaustas llevan en la cabeza bolsas de harina y bidones de agua. Cada rostro refleja la fatiga de quienes ya han tenido que abandonar sus hogares una y otra vez.
“Zona peligrosa”: advertencias y más bombardeos
Las fuerzas israelíes han distribuido octavillas alertando que Ciudad de Gaza es ahora una “zona de combate peligrosa”. El portavoz militar Avichay Adraee pidió a los habitantes del barrio Rimal y la zona portuaria evacuar inmediatamente hacia el sur.
Sin embargo, la promesa de refugio es frágil: el sur también ha sido bombardeado en repetidas ocasiones, lo que genera desconfianza entre quienes huyen. “Nadie nos garantiza seguridad”, lamenta Um Ala Chaaban, de 45 años, tras una noche entera sin dormir entre explosiones.
Una crisis humanitaria sin precedentes
Según la Defensa Civil de Gaza, al menos 20 personas murieron en la última jornada de ataques. Israel, por su parte, asegura que intensifica “ataques selectivos” contra infraestructura de Hamas.
Las cifras de desplazamiento varían: el ejército israelí habla de más de 250.000 personas que ya abandonaron la ciudad, mientras que autoridades locales reportan 68.000. Las restricciones a periodistas hacen imposible verificar de manera independiente, pero lo evidente es el sufrimiento de una población atrapada entre órdenes militares y el fuego cruzado.
Una guerra que no da tregua
Cada nuevo éxodo en Gaza suma más familias a la lista de refugiados internos, que viven con miedo a no encontrar nunca un lugar seguro. La huida actual, marcada por imágenes de niños asustados y padres cargando pertenencias en silencio, recuerda al mundo que la crisis humanitaria en el enclave palestino es una de las más graves en décadas.
Mientras las bombas caen, la pregunta que flota en el aire es la misma que se hacen miles de palestinos: ¿habrá algún rincón donde todavía puedan estar a salvo?


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