Bajo un cielo gris y una lluvia ligera, miles de ciudadanos inundaron el corazón de Washington. La imagen del monumento a George Washington, flanqueado por pancartas y consignas, fue el telón de fondo de una de las mayores protestas en lo que va del segundo mandato de Donald Trump. Pero esto no fue solo una manifestación más.
Más de 1,200 marchas se llevaron a cabo en todo el país. Desde Nueva York hasta Los Ángeles, pasando por ciudades medianas y rurales, la gente salió con un solo mensaje: “¡Quita tus manos!”, lema de una jornada nacional que busca frenar las reformas impulsadas por Trump y su controversial aliado, Elon Musk.
Una alianza que genera desconfianza y resistencia
Las protestas no surgen de la nada. En los últimos meses, Trump ha anunciado una serie de medidas para recortar el gasto público, especialmente en programas sociales como la Seguridad Social, el sistema educativo y la sanidad. Al mismo tiempo, su alianza con Elon Musk ha generado aún más tensión, con propuestas que buscan centralizar el poder presidencial y reformar profundamente el aparato gubernamental con enfoque tecnocrático.
Terry Klein, una científica jubilada de Princeton, lo resumió claramente: «Nuestro país y nuestras instituciones están bajo ataque». Como ella, miles más portaban banderas de Ucrania y pañuelos palestinos, señalando su rechazo a la política exterior agresiva y a los recortes sociales.
El país y el mundo se movilizan
Lo que comenzó como una convocatoria nacional, rápidamente se convirtió en un movimiento global. Manifestaciones similares se registraron en París, Lisboa, Roma y Londres, además de expresiones de solidaridad en Canadá y México. Las pancartas se repetían: “No es mi presidente”, “Detengan el mal”, “El fascismo ha llegado”.
Graylan Hagler, activista veterano de 71 años, lo dejó claro ante la multitud: «Han despertado a un gigante dormido». Su declaración fue recibida con aplausos, pero también con una advertencia: “No nos iremos. No nos rendiremos”.
Una narrativa que divide a la nación
El presidente Trump, lejos de calmar las aguas, ha respondido con desdén. En su última conferencia de prensa, tildó las protestas de “movimiento manipulado por las élites liberales” y reafirmó su compromiso con las reformas, asegurando que “Estados Unidos necesita autoridad, no anarquía”.
Pero las calles cuentan otra historia. Una en la que los ciudadanos comunes se sienten amenazados por políticas autoritarias, alarmados por una figura presidencial que parece romper con los fundamentos democráticos del país.
¿Hacia dónde va Estados Unidos?
Las protestas del 5 de abril marcan un antes y un después. Con el país polarizado, la ciudadanía movilizada y las instituciones presionadas, el futuro político de Estados Unidos entra en una nueva fase. La presión sobre Trump y Musk crece. La pregunta es: ¿responderán?La historia de este sábado no terminó al caer la noche. Se están organizando nuevas convocatorias para abril y mayo, incluyendo una gran movilización nacional el Día del Trabajo. El mensaje es claro: la democracia no se negocia.
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