Era un día común en Caracas cuando Nicolás Maduro interrumpió su discurso con un tono firme y desafiante: “No hay forma de que Venezuela sea invadida”. El mensaje estaba dirigido a Estados Unidos, que en las últimas horas desplegó buques de guerra y miles de efectivos en el mar Caribe, reactivando el fantasma de la Doctrina Monroe.
La tensión no es nueva. Desde hace años, Washington acusa al mandatario venezolano de liderar el cártel de Los Soles, mientras ofrece millones de dólares de recompensa por su captura. Pero esta vez, la demostración de fuerza adquirió un cariz histórico: por primera vez, activos militares con capacidad nuclear ingresaron a aguas cercanas a América Latina.
Caracas eleva la denuncia a la ONU
Venezuela respondió con una carta oficial al secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres. En el documento, Caracas acusó a Estados Unidos de haber escalado sus agresiones con sanciones ilegales, campañas de descrédito y un despliegue militar sin precedentes.
El gobierno de Maduro exigió a la ONU que intervenga para garantizar la soberanía venezolana y detener lo que calificó como una “agresión hostil” en contra de su pueblo.
Cuba y el eco de la Doctrina Monroe
No fue solo Caracas quien alzó la voz. Desde La Habana, Cuba calificó la operación militar de Estados Unidos como una “grave amenaza contra la autodeterminación de América Latina”.
La isla advirtió que el discurso antidrogas de Washington recuerda a los pretextos que llevaron a la invasión de Irak y a la vieja política de 1823, cuando la Doctrina Monroe justificó la expansión estadounidense bajo el lema “América para los americanos”.
El contraataque simbólico: la Milicia Bolivariana
Mientras Estados Unidos endurecía su presión, Maduro activó un recurso de alto valor simbólico: la campaña “Yo me Alisto”.
Con más de mil puntos de inscripción, la Milicia Bolivariana —compuesta por civiles— se convirtió en el emblema de resistencia. Los espectaculares muestran a un Simón Bolívar en uniforme libertador proclamando: “Hoy la libertad se defiende con tu voz y tu presencia”.
Con esta narrativa, el chavismo busca reforzar la idea de que Venezuela no se rinde frente a sanciones, bloqueos ni amenazas externas.
Estados Unidos no cede
Desde la Casa Blanca, la portavoz Karoline Leavitt reiteró que el gobierno de Donald Trump está dispuesto a usar “todo el poder estadounidense” para frenar el tráfico de drogas desde Venezuela. Según Washington, las operaciones militares tienen respaldo de varios países caribeños que ven en ellas una estrategia antidrogas.
Sin embargo, en Venezuela la percepción es distinta: el despliegue no solo alimenta la confrontación, sino que se percibe como un acto intervencionista que busca desestabilizar políticamente al país.
La disputa entre Venezuela y Estados Unidos vuelve a poner en el centro del debate internacional la soberanía de los pueblos latinoamericanos. Maduro insiste en que ninguna fuerza extranjera podrá invadir al país, mientras la Casa Blanca sostiene que no descansará hasta frenar lo que denomina un “narcoestado”.
Entre denuncias en la ONU, despliegues militares y llamados a la Milicia Bolivariana, la crisis vuelve a demostrar que Venezuela sigue siendo el epicentro de la política hemisférica.


TE PODRÍA INTERESAR