Un sismo político sacude a la tercera economía mundial. La coalición gobernante de Japón ha sufrido una derrota electoral sin precedentes, perdiendo la mayoría en ambas cámaras del parlamento. El vacío de poder lo llenan nuevas fuerzas populistas de extrema derecha.
Japón, un país conocido durante décadas por su estabilidad política casi monolítica, se ha despertado a una nueva y volátil realidad. En unas elecciones cruciales para la cámara alta del parlamento, la coalición gobernante del Primer Ministro Shigeru Ishiba ha sufrido una derrota histórica, un rechazo contundente por parte de un electorado frustrado por la economía y seducido por nuevas y radicales voces populistas.
Una Derrota que Resuena en la Historia
Los resultados son un golpe devastador para el establishment político japonés. La coalición del Partido Liberal Democrático (LDP) y su socio Komeito no logró alcanzar los 50 escaños que necesitaba para mantener su mayoría en la cámara alta de 248 miembros, quedándose con solo 47.
La verdadera dimensión del desastre es histórica: por primera vez desde la fundación del LDP en 1955, el partido gobernante se encuentra en minoría en ambas cámaras del parlamento, la Dieta. Este hecho pulveriza la capacidad del gobierno para legislar con eficacia y sume al país en un período de profunda incertidumbre política.
A pesar del revés, el Primer Ministro Ishiba ha declarado su intención de permanecer en el cargo para evitar un «vacío político» en un momento de grandes desafíos, incluyendo las presiones arancelarias de Estados Unidos. Sin embargo, su autoridad está gravemente mermada y se enfrenta a una posible rebelión interna en su propio partido.
El Voto de Castigo: Economía y Frustración
La derrota del gobierno no fue una sorpresa, sino la culminación de meses de descontento popular. Los votantes, agobiados por el aumento de los precios, los salarios estancados y la creciente carga de la seguridad social, utilizaron las urnas para enviar un mensaje claro de castigo. Las medidas del gobierno para mitigar el coste de la vida, incluyendo el del arroz, un alimento básico, fueron percibidas como insuficientes y tardías.
El Verdadero Ganador: El Populismo de Derecha
Lo más significativo de esta elección no es solo quién perdió, sino quién ganó. El voto de castigo no fue capitalizado por la oposición tradicional de centro-izquierda, sino por nuevas fuerzas populistas y nacionalistas de derecha que han irrumpido con una fuerza inesperada.
- Sanseito: Este partido, nacido en YouTube durante la pandemia con un discurso anti-vacunas y anti-globalización, ha sido el gran protagonista. Con una plataforma nacionalista de «Japoneses Primero» inspirada en Donald Trump y una dura postura anti-inmigración, Sanseito ha multiplicado sus escaños de uno a catorce.
- Partido Democrático para el Pueblo (DPP): Otra formación conservadora, ha cuadruplicado su presencia en la cámara, pasando de cuatro a diecisiete escaños.
«La frase ‘Japoneses Primero’ busca expresar la reconstrucción de los medios de vida del pueblo japonés resistiendo al globalismo. No estoy diciendo que debamos prohibir completamente a los extranjeros», declaró Sohei Kamiya, líder de Sanseito, tras su éxito electoral.
Este fenómeno refleja una tendencia global en la que la ansiedad económica y las tensiones culturales están alimentando movimientos nacionalistas. Japón, que durante mucho tiempo pareció inmune, ahora se suma a esta corriente, lo que podría tener consecuencias profundas. Un gobierno debilitado y un parlamento fragmentado tendrán dificultades para tomar decisiones en un momento de crecientes amenazas por parte de China y Corea del Norte.
Además, el auge de un sentimiento nacionalista podría tensar la alianza de seguridad con Estados Unidos, la piedra angular de la paz en el Indo-Pacífico. El terremoto político en Tokio apenas comienza, y sus réplicas se sentirán en todo el mundo.


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