En un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados, la promesa de garantizar educación primaria y secundaria gratuita, equitativa y de calidad sigue siendo un desafío. Este objetivo, parte de la Agenda 2030 de la ONU, parece más distante que nunca. Mientras los robots y la inteligencia artificial redefinen la vida cotidiana, millones de niñas y niños todavía enfrentan barreras para acceder a una enseñanza básica que les permita soñar con un futuro mejor.
La obra Educación universal: por qué el proyecto más exitoso de la historia genera malestar y nuevas desigualdades, de los especialistas españoles Juan Manuel Moreno y Lucas Gortazar, aborda este complejo panorama, poniendo sobre la mesa tanto los avances como las paradojas que enfrenta este derecho humano fundamental.
El sueño de la educación para todos
Durante décadas, la educación universal ha sido el motor de cambio más importante de la humanidad. Ha sacado a millones de personas de la pobreza, reducido desigualdades de género y promovido la movilidad social. Sin embargo, este éxito genera preguntas complejas:
- ¿Estamos sacrificando calidad en favor de la cantidad?
- ¿Cómo manejamos las nuevas desigualdades que surgen con la expansión de la educación?
- ¿Por qué tantos sistemas educativos no logran adaptarse a las realidades tecnológicas y sociales actuales?
Nuevas desigualdades en el aula global
Moreno y Gortazar señalan que el acceso masivo a la educación, lejos de resolver las desigualdades, ha generado una aceleración competitiva que deja a muchos rezagados. Mientras unos países se enfocan en tecnología avanzada y habilidades STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas), otros apenas pueden garantizar libros de texto para sus estudiantes.
Además, los efectos de la pandemia por COVID-19 agravaron la situación:
- Deserción escolar: Millones de estudiantes abandonaron las aulas, especialmente en regiones vulnerables.
- Crisis de salud mental: La ansiedad y la incertidumbre entre jóvenes afectaron su capacidad de aprendizaje.
- Brecha tecnológica: No todos los estudiantes tuvieron acceso a dispositivos o conectividad para la educación en línea.
Educación y democracia: un vínculo indispensable
En un contexto de polarización política y regímenes populistas, la educación enfrenta un desafío crítico: formar ciudadanos capaces de tomar decisiones colectivas en favor de la democracia. La escuela debe ser un espacio donde se enseñe no solo a leer y escribir, sino también a debatir, reflexionar y convivir.
Los autores advierten sobre la vulnerabilidad política y mediática de los sistemas educativos, que a menudo son utilizados como herramientas de propaganda en lugar de ser espacios para el desarrollo humano y social.
Más políticas educativas, menos política
Como bien señaló Mario Benedetti: “Cuando creíamos que teníamos todas las respuestas, de pronto, cambiaron todas las preguntas.” Esto aplica especialmente al sistema educativo en 2025, donde los avances tecnológicos y las necesidades sociales exigen una reestructuración profunda.
¿Qué necesitamos?
- Inversión en infraestructura: Asegurar que todas las escuelas cuenten con las herramientas necesarias.
- Capacitación docente: Preparar a los maestros para un mundo cambiante.
- Equidad tecnológica: Reducir la brecha digital entre estudiantes de distintas regiones y contextos.
- Revisión curricular: Adaptar los contenidos a los retos del siglo XXI, como el cambio climático y la inteligencia artificial.
La educación como base del futuro
A pesar de sus logros, la educación universal enfrenta retos urgentes que exigen atención inmediata. No se trata solo de cumplir con la Agenda 2030, sino de garantizar que cada niña y niño tenga las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos de un mundo complejo.
Es momento de dejar de lado la política partidista y priorizar políticas públicas que hagan de la educación un motor real de igualdad y progreso.
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