El pasado 28 de enero, el primer ministro de Serbia, Milos Vucevic, presentó su renuncia tras meses de protestas que denunciaban sospechas de corrupción en su administración. La caída de su gobierno no es un evento aislado: es un reflejo de una crisis global de confianza en las instituciones públicas. En un mundo cada vez más polarizado, los ciudadanos se sienten alejados de los procesos políticos y cuestionan la legitimidad de sus gobernantes.
Este fenómeno no es exclusivo de Serbia. Desde América Latina hasta Europa, pasando por Asia y Estados Unidos, los sistemas políticos enfrentan un desafío creciente: la desconfianza. La Encuesta de Confianza 2024 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) revela que solo el 39% de los ciudadanos confían en sus gobiernos nacionales.
Si bien las crisis políticas pueden parecer distintas en cada país, tienen raíces comunes: la percepción de corrupción, la falta de transparencia y la desconexión entre gobernantes y ciudadanos. La pregunta es: ¿cómo reconstruir la confianza en las instituciones?
¿Por qué los ciudadanos desconfían de sus gobiernos?
La caída de Vucevic en Serbia tiene su origen en un escándalo de corrupción vinculado a la reconstrucción de infraestructura pública. Sin embargo, este tipo de situaciones son síntomas de un problema más amplio: la percepción de que los gobiernos no trabajan para el bienestar común.
1. La corrupción como detonante de la crisis
Uno de los principales factores que erosionan la confianza es la corrupción. Según la OCDE, cuatro de cada diez ciudadanos en países miembros creen que los funcionarios aceptarían sobornos para agilizar trámites o contratos públicos. Esta percepción genera un ciclo de cinismo y apatía, donde la ciudadanía asume que las instituciones están diseñadas para favorecer a unos pocos.
2. Falta de transparencia y comunicación ineficiente
Solo el 39% de los encuestados por la OCDE considera que su gobierno comunica de manera clara sus decisiones. En una era dominada por la desinformación y las fake news, la falta de transparencia institucional refuerza la desconfianza y fomenta la polarización.
3. Desigualdad y falta de oportunidades
La seguridad económica es un pilar fundamental de la confianza en los gobiernos. Cuando la desigualdad se profundiza y el acceso a servicios básicos como salud, educación y empleo se vuelve inaccesible, los ciudadanos sienten que el sistema no está diseñado para ellos. Esto genera frustración y, en muchos casos, alimenta movimientos populistas que prometen cambios drásticos.
El impacto global de la desconfianza en las instituciones
La desconfianza en los gobiernos no solo debilita la democracia, sino que también tiene un impacto directo en la estabilidad social y económica.
- Aumento de la polarización: Los discursos radicales ganan terreno cuando la ciudadanía pierde la fe en las soluciones institucionales.
- Menor participación ciudadana: Si la gente cree que su voto no tiene impacto, es menos probable que participe en elecciones o movimientos cívicos.
- Desestabilización económica: La falta de confianza afecta la inversión y el crecimiento, ya que las empresas y ciudadanos prefieren operar en entornos más predecibles.
¿Cómo pueden los gobiernos recuperar la confianza ciudadana?
Si la desconfianza es el problema, la solución pasa por transformar la forma en que los gobiernos interactúan con sus ciudadanos. Algunas estrategias clave incluyen:
1. Fortalecer la participación ciudadana
Los países con mayores niveles de confianza son aquellos donde la ciudadanía siente que su voz es escuchada. Los mecanismos como el presupuesto participativo, las consultas ciudadanas y la democracia digital pueden ser herramientas eficaces para reducir la desconexión entre gobiernos y población.
2. Transparencia y rendición de cuentas
Publicar en tiempo real el destino de los recursos públicos, garantizar el acceso a la información y crear plataformas accesibles para denunciar corrupción pueden generar un cambio en la percepción ciudadana.
3. Reformas en el servicio público
Los gobiernos deben asegurar que sus funcionarios sean seleccionados por mérito y no por afiliaciones políticas. Implementar códigos de ética y fortalecer los órganos de control puede reducir la percepción de impunidad.
4. Inversión en bienestar social
La confianza en las instituciones aumenta cuando los ciudadanos ven mejoras en su calidad de vida. Invertir en educación, salud y empleo es una forma directa de demostrar que el gobierno trabaja para la gente.
La confianza es el pilar de la estabilidad
El caso de Serbia es una advertencia para el resto del mundo. Cuando la confianza en las instituciones se desmorona, los países se vuelven más vulnerables a la inestabilidad política, la polarización y el estancamiento económico.
Restaurar la confianza ciudadana no es tarea fácil, pero es un requisito indispensable para garantizar democracias sólidas y sostenibles. Si los gobiernos no toman medidas concretas para combatir la corrupción, mejorar la transparencia y fortalecer la participación ciudadana, la crisis de confianza seguirá creciendo, con consecuencias impredecibles.
El futuro de las democracias depende de la capacidad de los gobiernos para reconstruir puentes con sus ciudadanos. La lección de Serbia es clara: cuando la confianza se rompe, las consecuencias pueden ser irreversibles.
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