Se dice que el verdadero progreso se mide por nuestra capacidad de vivir en armonía con la Tierra. Si esto es así, el suelo de conservación de la Ciudad de México es un indicador clave de nuestro desarrollo sustentable.
En términos de planificación urbana, la CDMX se divide en suelo urbano y suelo de conservación. Este último abarca 87 mil hectáreas, es decir, casi el 60% del territorio de la ciudad, y se ubica principalmente en el sur, en alcaldías como Xochimilco, Milpa Alta, Tlalpan y Tláhuac. Su importancia es enorme, pues provee servicios ambientales esenciales, como la recarga de los mantos acuíferos, la captura de carbono y la regulación del clima.
Sin embargo, este equilibrio enfrenta un gran desafío: el crecimiento urbano descontrolado y los asentamientos irregulares. Desde la segunda mitad del siglo XX, la expansión de la ciudad ha invadido progresivamente estas áreas, provocando deforestación, sobreexplotación de recursos hídricos y pérdida de biodiversidad.
El problema es evidente, pero ¿cómo llegamos a este punto y qué soluciones existen para proteger el suelo de conservación?
Urbanización descontrolada: el mayor riesgo para el suelo de conservación
El crecimiento de la CDMX ha sido caótico. La demanda de vivienda y la falta de regulación han dado lugar a la proliferación de 859 asentamientos irregulares, donde viven más de 241 mil personas. Es decir, casi tres de cada cien capitalinos habitan en zonas de alto riesgo.
1. La presión sobre el suelo de conservación
El 90% de estos asentamientos están en las alcaldías con mayor cantidad de suelo de conservación, generando:
- Deforestación y pérdida de áreas verdes.
- Sobreexplotación del agua subterránea, agravando la crisis hídrica de la CDMX.
- Cambio en el uso del suelo, disminuyendo la capacidad de recarga de los mantos acuíferos.
2. Alto riesgo de desastres naturales
El 85% de los asentamientos irregulares están expuestos a fenómenos como inundaciones, hundimientos, deslizamientos de laderas e incendios. Esto no solo pone en peligro a quienes viven ahí, sino que también afecta a toda la ciudad, ya que las áreas de conservación funcionan como una barrera natural ante estos desastres.
3. Falta de regulación y acceso a información pública
La opacidad en los trámites de constancias de uso de suelo y escrituras públicas es otro factor que agrava el problema. Recientemente, se presentó una queja ante el Instituto de Acceso a la Información Pública de la CDMX debido a la falta de respuestas claras por parte de la Alcaldía Xochimilco sobre la legalidad de los asentamientos en su territorio.
Este caso evidencia la necesidad urgente de mayor transparencia en la gestión del suelo de conservación.
¿Cómo podemos proteger el suelo de conservación?
El desarrollo de la CDMX no tiene por qué estar en conflicto con la conservación del medio ambiente. Existen soluciones viables para garantizar un crecimiento urbano sustentable.
1. Ordenamiento territorial y regulación efectiva
Es fundamental fortalecer las normas de uso de suelo y garantizar su cumplimiento. Se requiere una política de cero tolerancia a nuevas invasiones, así como la regularización responsable de asentamientos existentes, siempre que sean ambientalmente viables.
2. Programas de reforestación y restauración ecológica
El gobierno de la CDMX debe reforzar los proyectos de reforestación y conservación del suelo, asegurando que las áreas afectadas por la urbanización puedan recuperarse.
3. Inversión en infraestructura verde
El desarrollo de infraestructura sustentable, como parques urbanos y corredores ecológicos, puede ayudar a frenar la expansión descontrolada y mejorar la calidad de vida de los habitantes.
4. Transparencia y acceso a la información
El acceso a la información sobre el uso del suelo es clave para una mejor planeación urbana. La ciudadanía debe contar con herramientas para consultar qué áreas están protegidas y qué permisos han sido otorgados. Puedes revisar la zonificación de uso de suelo de la CDMX en este mapa interactivo: Mapa de Zonificación de la Ciudad de México
El suelo de conservación es clave para el futuro de la CDMX
El crecimiento urbano no debe significar la destrucción de los espacios naturales. La CDMX tiene la oportunidad de apostar por un desarrollo sustentable, donde la conservación del suelo sea una prioridad.
El reto es grande, pero no imposible. Con ordenamiento territorial, regulación efectiva, reforestación, inversión en infraestructura verde y transparencia, podemos garantizar un futuro donde la ciudad crezca en armonía con el medio ambiente.
Porque proteger el suelo de conservación no es solo una cuestión ambiental, sino una estrategia para asegurar el bienestar de las generaciones futuras.
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