A partir del 19 de julio, el gobierno surcoreano asume el control total de las adopciones, buscando cerrar un doloroso capítulo de su historia marcado por prácticas poco éticas y la separación de miles de familias. La medida representa una profunda transformación de su identidad nacional.
Corea del Sur ha dado un paso monumental para confrontar uno de los legados más dolorosos de su historia moderna. A partir del 19 de julio de 2025, el Estado asumirá la responsabilidad total sobre los procesos de adopción, poniendo fin a un sistema gestionado por agencias privadas durante 70 años que resultó en la salida del país de hasta 250,000 niños, una práctica conocida sombríamente como la «exportación de bebés».
Esta reforma histórica no es solo un cambio administrativo; simboliza la transformación de la identidad nacional de Corea del Sur. El sistema de adopción internacional nació en una nación de posguerra, empobrecida y socialmente conservadora, que veía a los niños de raza mixta, muchos de ellos hijos de soldados estadounidenses, como una fuente de vergüenza nacional. Hoy, como una potencia económica y cultural global, el país busca activamente corregir las injusticias de su pasado, demostrando una madurez que le permite cuidar de sus propios ciudadanos en lugar de externalizar el problema.
El oscuro negocio detrás de las adopciones
Durante décadas, el sistema privado operó con una supervisión mínima, lo que dio lugar a prácticas ilegales y poco éticas generalizadas. Investigaciones y testimonios de adoptados han revelado un patrón alarmante de corrupción y engaño.
- Falsificación de documentos: Era una práctica común que las agencias falsificaran documentos para etiquetar a los niños como «huérfanos» o «abandonados», incluso cuando tenían padres o familiares conocidos. Esto facilitaba y aceleraba el proceso de adopción internacional.
- Coerción de madres solteras: En una sociedad profundamente patriarcal, las madres solteras enfrentaban un inmenso estigma. Las agencias a menudo las presionaban para que entregaran a sus hijos, aprovechándose de su vulnerabilidad social y económica.
- Adquisiciones directas en hospitales: Se han documentado casos en los que las agencias de adopción pagaban a hospitales para que les entregaran recién nacidos. En algunos casos, se les decía a las madres que sus bebés habían muerto o estaban demasiado enfermos para sobrevivir, cuando en realidad estaban siendo transferidos para su adopción en el extranjero.
Estas prácticas convirtieron lo que debería haber sido un acto de protección infantil en un lucrativo negocio, dejando un rastro de trauma para miles de familias separadas.
La nueva ley: Un intento de reparación
Para abordar estas fallas sistémicas, la Asamblea Nacional aprobó en 2023 dos nuevas leyes que ahora entran en vigor: la Ley Especial de Adopción Nacional y la Ley de Adopción Internacional. Bajo este nuevo marco, el Ministerio de Salud y Bienestar y el Centro Nacional para los Derechos del Niño (NCRC) supervisarán todos los procedimientos, alineando a Corea del Sur con los estándares de la Convención de La Haya sobre Adopción Internacional.
Un cambio fundamental es el derecho de los niños a ser escuchados durante el proceso de adopción, sin importar su edad, un derecho que antes solo se concedía a partir de los 13 años.
«Demasiados niños fueron enviados al extranjero no porque fuera lo mejor para ellos, sino porque sostenía instituciones y generaba dinero. Eso no debe volver a ocurrir nunca más.» – Hellen Noh, profesora emérita de bienestar social, Universidad de Soongsil.
La lucha de los adoptados y los desafíos futuros
Para los cientos de miles de adoptados dispersos por el mundo, esta reforma es una victoria agridulce. Si bien celebran el reconocimiento de las injusticias, muchos enfrentan una nueva ansiedad: el destino de sus archivos de adopción. Estos documentos, a menudo su único vínculo con sus familias biológicas y sus orígenes, están siendo transferidos de las agencias privadas al Estado.
Los adoptados han expresado su temor de que los registros se pierdan, se oculten o se manejen de forma opaca durante esta transición. Estos temores se ven agravados por los desafíos logísticos que ya enfrenta el gobierno. Se ha revelado que los archivos se están almacenando temporalmente en un antiguo almacén logístico debido a la falta de presupuesto para construir un archivo nacional permanente y adecuado.
El éxito de esta reforma se convertirá en un barómetro crucial para el gobierno del presidente Lee Jae Myung. La capacidad de su administración para gestionar esta transición tan cargada de emociones, asegurar los fondos necesarios y garantizar el acceso de los adoptados a su propia historia será observada de cerca tanto a nivel nacional como internacional. La ley está escrita, pero la verdadera prueba de la redención de Corea del Sur apenas comienza.


TE PODRÍA INTERESAR