El ruido de las motosierras ha comenzado a silenciarse en Brasil. Datos recientes confirman una victoria monumental para el medio ambiente: la tasa de deforestación en el país se ha desplomado, marcando un punto de inflexión en la protección de ecosistemas vitales como la Amazonía y el Cerrado. Este logro no solo tiene implicaciones para Brasil, sino para el equilibrio climático de todo el planeta.
Un Respiro para el Planeta: La Deforestación se Desploma en Brasil
Según el más reciente informe del sistema de monitoreo MapBiomas, la deforestación en Brasil cayó un 32.4% el año pasado en comparación con las cifras de 2023. Este descenso no es solo significativo, es histórico: representa la mayor caída registrada en los últimos seis años.
Lo más notable de este logro es su alcance. Por primera vez desde que se tienen registros detallados, la reducción de la tala de bosques se produjo en todos los biomas del país simultáneamente. Esto incluye:
* La Amazonía: El bosque tropical más grande del mundo vio una caída del 17% en su tasa de destrucción.
* El Cerrado: Una sabana de enorme biodiversidad que en años anteriores había sufrido un alarmante aumento de la deforestación, también registró una importante reducción.
Este cambio sistémico sugiere que las políticas implementadas están teniendo un efecto profundo y generalizado, y no solo un impacto localizado.
La Fórmula del Éxito: ¿Cómo lo Logró el Gobierno de Lula?
Este «milagro» ambiental no es producto del azar, sino de un cambio drástico y deliberado en la política gubernamental desde la llegada al poder del presidente Luiz Inácio Lula da Silva. Expertos atribuyen el éxito a una combinación de medidas contundentes :
* Reactivación de Planes de Combate: Se rescató y fortaleció el Plan de Acción para la Prevención y Control de la Deforestación en la Amazonía Legal (PPCDAm), que había sido debilitado en la administración anterior.
* Nuevos Planes para Otros Biomas: Se crearon estrategias específicas para proteger ecosistemas como el Cerrado, la Caatinga, la Mata Atlántica, la Pampa y el Pantanal.
* Aumento Drástico de la Fiscalización: La presencia y acción de los agentes ambientales en el terreno se multiplicó. La proporción del territorio deforestado que fue objeto de fiscalización pasó de un mero 5% en 2019 a un impresionante 54% el año pasado.
* Presión Financiera: Se implementó una innovadora herramienta que permite a los bancos y entidades financieras verificar el historial ambiental de las propiedades rurales antes de conceder créditos. Esto ha cerrado el grifo financiero a los deforestadores ilegales.
«Si se mantienen las políticas públicas actuales, Brasil podría erradicar la deforestación ilegal en tan solo cinco años.» – Conclusión de especialistas citada en El País.
El Desafío Pendiente: Hacia la Deforestación Cero
Este éxito posiciona a Brasil en un lugar de liderazgo global de cara a la próxima cumbre climática COP30, que se celebrará en la ciudad amazónica de Belém. La capacidad de mostrar resultados concretos y a gran escala convierte a Brasil en un actor clave en las negociaciones climáticas internacionales.
La importancia de este logro trasciende las fronteras. La cuenca amazónica almacena cantidades masivas de dióxido de carbono, cuya liberación aceleraría el calentamiento global, y contiene aproximadamente el 20% del agua dulce del mundo. La protección de este bioma es, por tanto, una responsabilidad compartida y una buena noticia para toda la humanidad.


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