El gobernador de Hidalgo, Julio Menchaca Salazar, informó que algunas comunidades devastadas por los recientes derrumbes e inundaciones ya no podrán volver a ser habitadas. La magnitud del desastre natural ha dejado zonas completamente inestables, donde el riesgo de nuevos colapsos o desbordamientos es alto.
Durante una conferencia de prensa, el mandatario explicó que aún no se cuenta con un número definitivo de comunidades afectadas de forma irreversible, pero adelantó el caso emblemático de Chapula, en el municipio de Tianguistengo, donde la destrucción fue total.
Chapula, un pueblo de 500 años que desapareció bajo el agua
Chapula no solo era una comunidad rural, era parte viva de la historia hidalguense. De acuerdo con cronistas de la región, sus orígenes se remontan a más de cinco siglos de existencia, con raíces que datan del periodo posclásico tardío (1250–1521). Antes incluso de la llegada de los españoles, Chapula rendía tributo al señorío de Metztitlán.
Los cronistas locales recuerdan que los colonizadores españoles llegaron a Tianguistengo en 1536, y en documentos históricos como la “Suma de Visitas a los pueblos de la Nueva España” (1548), Chapula aparece registrado como parte de la encomienda de Metztitlán. Hoy, ese mismo nombre es sinónimo de pérdida y resiliencia.
“Ya no hay casas”: el drama de la evacuación total
“Ya no hay casas”, lamentó el gobernador al referirse a Chapula. Explicó que la comunidad estaba asentada en una zona plana junto a un río, lo que facilitó que la corriente arrasara con todo a su paso. Las familias fueron evacuadas con sus mascotas, mientras equipos de rescate y autoridades locales trabajaban contra el tiempo para evitar más tragedias.
Menchaca pidió paciencia y tiempo para determinar cuántas localidades más quedarán inhabitables. “La prioridad inmediata es el apoyo a la población damnificada”, aseguró, subrayando que el proceso de recuperación será largo y requerirá coordinación con los tres niveles de gobierno.
Reconstrucción y esperanza: Hidalgo busca levantarse
El gobernador reconoció que la reconstrucción no será de corto plazo, pero confía en que con el respaldo de autoridades federales y de la sociedad civil organizada, Hidalgo podrá levantarse de esta tragedia.
“Con el esfuerzo conjunto, volveremos a tener comunidades seguras y fuertes. Hidalgo ha enfrentado muchas adversidades, y esta no será la excepción”, afirmó Menchaca.
El futuro incierto de las comunidades afectadas
Las autoridades estatales evalúan la posibilidad de reubicar a las familias en zonas seguras, mientras se realizan estudios geológicos y ambientales que determinen la viabilidad de nuevas viviendas.Mientras tanto, el eco de Chapula se convierte en un símbolo del impacto del cambio climático y la vulnerabilidad de las zonas rurales ante fenómenos naturales cada vez más intensos.


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