Veracruz vive una tensa jornada poselectoral con el OPLE atrayendo cómputos municipales por falta de seguridad y reportes de incidentes violentos.
Veracruz se encuentra sumido en una persistente tensión poselectoral, con el Organismo Público Local Electoral (OPLE) centralizando los cómputos municipales de al menos siete ayuntamientos debido a la falta de condiciones de seguridad, en un clima de incidentes violentos y acusaciones entre partidos.
El 5 de junio de 2025, la situación poselectoral en varios municipios de Veracruz continúa siendo un foco de tensión, marcada por una serie de incidentes violentos, irregularidades y acaloradas disputas entre los partidos políticos que compiten por la victoria en las elecciones municipales.
Ante este panorama de inestabilidad, el Organismo Público Local Electoral (OPLE) de Veracruz se vio obligado a tomar una medida excepcional: atraer los cómputos municipales de al menos siete ayuntamientos. Estos municipios incluyen Poza Rica, Texhuacán, Coahuitlán, José Azueta, Sayula de Alemán, Mecayapan y El Higo. La decisión de centralizar los conteos en Xalapa se tomó debido a la «falta de condiciones de seguridad» en las sedes locales, donde simpatizantes de diferentes partidos se habían congregado, amenazando con ingresar violentamente a las instalaciones.
Los incidentes reportados reflejan la gravedad de la situación. En Boca del Río, el Partido Acción Nacional (PAN) denunció intentos de manipulación de paquetes electorales y alteración de urnas por parte de simpatizantes de Morena. Se registraron incendios en instalaciones y quema de boletas en municipios como Tuxtilla, Hidalgotitlán, Mecatlán y San Andrés Tlanehuayocan. Además, se reportó la destrucción de boletas en Acatlán y el hallazgo de boletas marcadas a favor del Partido del Trabajo (PT) descartadas en un campo en Chocamán, lo que ha llevado a investigar una posible escasez de documentación electoral.
Las disputas involucran a los principales actores políticos de la región. Morena, por ejemplo, se ha negado a reconocer los resultados que declaran a Emilio Olvera Andrade de Movimiento Ciudadano como ganador en Poza Rica. Jorge Álvarez Máynez, coordinador nacional de MC, llegó a describir la situación en Poza Rica como un «secuestro» de la sede del OPLE por parte de Morena, acusándolos de intentar impedir el conteo de votos. Por su parte, Esteban Ramírez, presidente del Comité Estatal de Morena, ha declarado que su partido agotará todas las vías legales, incluyendo los tribunales, para modificar el resultado del PREP en Boca del Río si la diferencia de votos es mínima.
Hasta el cierre de la edición, solo 38 de los 212 municipios de Veracruz habían logrado completar sus cómputos, lo que subraya la magnitud y la complejidad de los problemas que enfrenta el proceso electoral en el estado. Se han presentado cinco denuncias formales ante las autoridades por la quema de boletas y el hallazgo de documentación electoral desechada.
La necesidad de que el OPLE centralice los cómputos debido a la inseguridad y la profusión de incidentes violentos demuestran una crisis en la legitimidad de los procesos electorales y un riesgo para la gobernabilidad del estado. Que una autoridad electoral deba «atraer» los conteos por «falta de condiciones de seguridad» es una señal alarmante de que el estado no puede garantizar la paz pública en un proceso democrático fundamental. Los incendios, la quema de boletas y las amenazas no son incidentes aislados; son un patrón que socava la confianza en los resultados y en las instituciones. Esto no solo afecta la percepción de justicia, sino que también puede generar inestabilidad política a largo plazo, dificultando la aceptación de los gobiernos electos y la implementación de políticas públicas.
La intensa disputa entre partidos y las acusaciones mutuas de fraude y violencia reflejan una profunda polarización que podría escalar más allá del ámbito electoral. La lucha encarnizada por los resultados, con partidos como Morena y PAN acusándose mutuamente y amenazando con llevar las disputas a tribunales, muestra un escenario político altamente volátil. Esta polarización extrema, exacerbada por la violencia en las calles y la manipulación de información, puede generar un ambiente de ingobernabilidad y fragmentación social. La persistencia de la tensión poselectoral sugiere que los conflictos no se resolverán fácilmente, lo que podría afectar la estabilidad social y la capacidad de las autoridades para enfocarse en otros problemas urgentes del estado, como la seguridad ciudadana y el desarrollo económico.


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