Las calles de Uruapan, Michoacán, volvieron a llenarse de gente vestida de blanco. Desde estudiantes hasta transportistas, cientos de ciudadanos marcharon para exigir justicia por el homicidio del alcalde Carlos Manzo Rodríguez, ocurrido el sábado por la noche. Lo que comenzó como una vigilia silenciosa se ha convertido en un movimiento social que refleja el hartazgo de una población cansada de la violencia.
A las nueve de la mañana, los manifestantes se concentraron en el centro de la ciudad con pancartas y consignas que reclamaban paz y seguridad. A su paso, se escuchaban los claxonazos de una caravana de camiones de carga, acompañados por jinetes que recorrieron las calles de Uruapan. La escena fue contundente: una comunidad unida frente al miedo y la impunidad.
Cuatro días de protestas y una demanda común: justicia
El asesinato del alcalde independiente ha encendido un fuego social que no se apaga. Desde el domingo, Uruapan y Morelia se han convertido en puntos de encuentro para quienes exigen que el crimen no quede impune.
Durante cuatro días consecutivos, los habitantes han salido a las calles en distintas movilizaciones. Aunque estaban previstas dos marchas simultáneas en Morelia —una desde Las Tarascas y otra desde la salida a Pátzcuaro— ambas fueron canceladas a última hora por motivos de seguridad.
A pesar de ello, el mensaje ciudadano ha sido claro: “No más violencia, no más impunidad”. Hasta el momento, se han registrado 14 detenidos relacionados con las protestas, dos de los cuales fueron presentados ante un juez.
Un crimen que sacude la política local
El asesinato de Carlos Manzo, ocurrido durante un acto público, no solo ha conmocionado a Uruapan, sino a todo el estado. La violencia contra figuras políticas en Michoacán ha sido una constante preocupante, y este nuevo crimen reaviva el debate sobre la seguridad de los funcionarios municipales.
El caso ha sido asumido por autoridades estatales y federales, aunque aún no se han revelado detalles concretos sobre los avances en la investigación. Mientras tanto, las pancartas con mensajes como “Justicia para Manzo” o “Proteger a quien nos protege” se multiplican en cada manifestación.
Los habitantes de Uruapan han dejado claro que no buscan confrontación, sino respuestas. “Queremos vivir sin miedo, queremos que su muerte no sea en vano”, dijo una de las organizadoras de la marcha.
Uruapan, símbolo del hartazgo y la esperanza
Cada día que pasa, las protestas se transforman en un símbolo de unidad. No solo son los habitantes de Uruapan los que exigen justicia; desde otras regiones de Michoacán y estados vecinos se han expresado mensajes de solidaridad.
La imagen de jinetes cabalgando por las calles, camiones tocando sus bocinas y estudiantes con veladoras se ha vuelto viral en redes sociales, acompañada de hashtags como #JusticiaParaCarlosManzo y #MichoacánEnPie.
A pesar del dolor, el movimiento transmite una sensación de esperanza. La gente cree que esta vez, las autoridades no podrán ignorar su voz. Y mientras los gritos de justicia resuenan por las calles, Michoacán recuerda que la paz solo será posible cuando la justicia deje de ser una promesa.


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