Las celebraciones de Navidad y Año Nuevo suelen estar llenas de platillos abundantes, postres irresistibles y antojos que aparecen en cada reunión. Aunque es una temporada para disfrutar, muchas personas terminan con malestares que afectan el descanso y el ánimo del día siguiente.
Comer rico no significa comer en exceso. Aquí lo importantes es saber equilibrar los alimentos sin renunciar al sabor tradicional de estas fechas. Adaptar las recetas o ajustar las porciones puede marcar una diferencia enorme.
Un primer paso es planear el menú con anticipación. Cuando improvisamos, solemos elegir opciones más grasosas o muy cargadas de azúcar. En cambio, al organizar lo que se cocina, es más fácil incluir alternativas ligeras sin perder el toque festivo.
También es útil integrar más verduras al plato principal. Una ensalada fresca, vegetales al horno o guarniciones menos pesadas ayudan a equilibrar los alimentos fuertes de la cena. Esto permite disfrutar de todo sin sentir el estómago saturado.
Otra estrategia sencilla es servirse porciones más pequeñas. Muchas veces probamos de todo “por compromiso”, pero hacerlo en cantidades moderadas permite disfrutar los sabores sin cargar al organismo.
Ojo con los excesos en Navidad

La nutricionista Paula Núñez, especialista en hábitos saludables, explica que “el problema no es el platillo de Navidad, sino la suma de varios excesos en poco tiempo”. Recomienda mantener horarios regulares de comida y evitar llegar con demasiada hambre a la cena para no caer en atracones.
Las bebidas también influyen. Los refrescos, cocteles y ponches con azúcar elevan el consumo calórico sin que nos demos cuenta. Beber agua entre cada vaso y optar por versiones sin azúcar puede mantenernos hidratados y más ligeros.
El postre merece mención aparte. No se trata de evitarlo, sino de elegir uno: un solo dulce disfrutado con calma suele ser más satisfactorio que combinar varios sin pensar.
Además, hacer una breve caminata después de la cena ayuda a mejorar la digestión y reduce la sensación de pesadez. No es ejercicio intenso, sino un movimiento suave que favorece al cuerpo. Al final, la idea es disfrutar sin culpa. Comer con atención, reconocer cuándo ya estamos satisfechos y elegir mejor lo que ponemos en el plato hace que la cena sea agradable, memorable y más sana.
TE DEJAMOS ESTOS CONSEJOS PARA COMER RICO SIN EXCESO
- Planea el menú y opta por recetas más ligeras.
- Incluye verduras y guarniciones frescas.
- Sirve porciones pequeñas y come con calma.
- Modera bebidas azucaradas y alcohol.
- Elige un solo postre y da un paseo después de cenar.


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