Monterrey, la poderosa Sultana del Norte, ¡se está secando! Y mientras la ciudadanía sufre sin gota de agua en plena ola de calor, la crisis destapa una cloaca de presunta negligencia, grilla política y desesperación. ¿Quiénes son los verdaderos responsables de esta sed histórica?

La opulencia industrial y el dinamismo económico de Monterrey contrastan brutalmente con la imagen de sus ciudadanos clamando por agua. La Sultana del Norte enfrenta una crisis hídrica que se agudiza día con día, exacerbada por una implacable ola de calor y, lo que es peor, por una enmarañada red de presuntas negligencias administrativas y feroces disputas políticas. Mientras la población lidia con cortes de suministro y la incertidumbre, la pregunta resuena con fuerza: ¿Quién o quiénes son los responsables de que una de las metrópolis más importantes de México esté, literalmente, muriendo de sed? La escasez de agua ya es percibida por el 46.6% de los neoleoneses como el segundo problema más importante de la entidad, solo después de la inseguridad.

«Se Secará la Presa La Boca… OTRA VEZ»: ¿Error de Cálculo o Negligencia Anunciada de AyD?

En el ojo del huracán se encuentra Servicios de Agua y Drenaje de Monterrey (AyD). La paraestatal no solo ha sido incapaz de prever la magnitud de la crisis, sino que ha tenido que reconocer públicamente su mal manejo de la situación, admitiendo que la emblemática presa La Boca está, una vez más, al borde de secarse por completo.

Juan Ignacio Barragán, titular de AyD, ha entonado un ‘mea culpa’ a medias, confesando que se confiaron en pronósticos meteorológicos que resultaron fallidos y que, en consecuencia, «bajaron la guardia» en cuanto al consumo ciudadano. Esta admisión contrasta dolorosamente con declaraciones previas de la misma dependencia en las que se descartaban cortes programados, generando una justificada desconfianza entre la población.

¿Se trató de un simple error de cálculo o de una negligencia recurrente, un patrón de gestión deficiente que ignora las lecciones del pasado? La repetición del problema en La Boca sugiere que las soluciones implementadas hasta ahora han sido meros paliativos y no respuestas estructurales a un desafío creciente.

Ola de Calor y Consumo Disparado: ¿Crónica de una Sed Anunciada o Chivo Expiatorio?

La actual ola de calor que azota Nuevo León ha disparado el consumo de agua a niveles alarmantes, superando los 17,500 litros por segundo, según reportes de AyD. La dependencia ha lanzado llamados urgentes a la ciudadanía para moderar el uso del vital líquido.

Sin embargo, culpar únicamente al «alto consumo» ciudadano durante un fenómeno previsible como una onda de calor extremo parece una simplificación excesiva, si no una forma de desviar la atención de posibles fallas sistémicas. La propia AyD ha alertado que la canícula no solo afecta el abasto de agua, sino también el suministro de energía eléctrica, crucial para el funcionamiento de los sistemas de bombeo.

El drama vivido por vecinos de Fomerrey 113, quienes reportaron más de 72 horas sin luz y tuvieron que recurrir a sábanas mojadas para mitigar el calor, ilustra la interconexión de estas crisis y la vulnerabilidad de la población. La pregunta es si la infraestructura hídrica y energética de Monterrey estaba preparada para enfrentar estas condiciones extremas, o si se está utilizando al ciudadano como chivo expiatorio de una planificación deficiente.

El Cuchillo II y la Presa Libertad: ¿Soluciones Reales o Barriles sin Fondo Llenos de Grilla?

Los megaproyectos hídricos como el acueducto El Cuchillo II y la presa Libertad se presentan como las grandes soluciones a largo plazo para la sed de Monterrey. No obstante, su desarrollo está plagado de controversias, retrasos y disputas financieras y políticas.

El gobernador Samuel García anunció reuniones con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) para definir la inversión en El Cuchillo II, en medio de una confusión sobre las aportaciones que corresponderían a los municipios versus las de AyD. Por su parte, AyD ha tenido que salir a rechazar acusaciones sobre presuntas irregularidades en el contrato de dicho acueducto, alegando que las denuncias presentan datos incorrectos.

En cuanto a la presa Libertad, se asegura que concluirá «superando problemas heredados», pero se admite que obras complementarias relacionadas con líneas de CFE y gasoductos requirieron recursos adicionales, inflando los costos y alargando los plazos. La desconfianza es tal que el diputado local del PRI, Javier Caballero, calificó como una «excusa barata» el argumento de AyD de que el desfogue de la presa El Cuchillo se debía a preparativos para futuras lluvias.

Javier Caballero (PRI) califica como «excusa barata» decir que AyD se prepara para lluvias al desfogar presa El Cuchillo. Estos proyectos, vitales para el futuro hídrico de la región, parecen haberse convertido en campos de batalla donde la opacidad y los intereses particulares podrían estar primando sobre la urgencia ciudadana.

PAN: ¿La Sed como Arma Política en Nuevo León?

La crisis del agua no es ajena a la efervescencia política de Nuevo León. El Partido Acción Nacional (PAN) ha impulsado una iniciativa para que la designación del titular de Agua y Drenaje sea ratificada por el Congreso local, arrebatándole esa facultad al gobernador Samuel García. Esta movida es vista por muchos como un intento de politizar aún más la gestión del agua y de restar poder al ejecutivo estatal.

Paralelamente, un grupo de alcaldes metropolitanos, entre ellos Andrés Mijes y César Garza, ha exigido al gobierno estatal la reinstalación de la Mesa de Coordinación, pidiendo un espacio más amplio y con decisiones coordinadas para enfrentar los problemas de la entidad, incluyendo, presumiblemente, la crisis hídrica.

El gobernador García ha respondido que sumará a los alcaldes a estas mesas, argumentando una indicación del gobierno federal encabezado por Claudia Sheinbaum. Sin embargo, no ha perdido la oportunidad de lanzar dardos, acusando de politización al municipio de Santa Catarina en temas de seguridad, lo que refleja la tensión reinante.

En este juego de poder, donde la sed se convierte en un arma política, los ciudadanos de Monterrey son quienes pagan los platos rotos, esperando soluciones efectivas mientras ven cómo el agua, y la paciencia, se agotan.

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