La cruda realidad de los migrantes mexicanos en Estados Unidos vuelve a ser noticia: 42 connacionales fueron detenidos en recientes redadas de ICE en Los Ángeles, la mayoría mientras trabajaban. Mientras el gobierno de Claudia Sheinbaum los defiende y exige respeto a sus derechos, emergen historias de miedo y separación.
La comunidad migrante mexicana en Estados Unidos vive en un estado de alerta constante, una realidad que se ha visto exacerbada por las recientes redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Los Ángeles. Estos operativos han resultado en la detención de 42 ciudadanos mexicanos, un hecho que subraya la vulnerabilidad a la que se enfrentan diariamente, incluso aquellos que, como afirmó la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), «se encontraban trabajando» y contribuyendo activamente a la economía del país que ahora los persigue.
«No son criminales ni sumisos»: La postura del Gobierno Mexicano
Frente a esta situación, la respuesta del gobierno mexicano, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum y la SRE, ha sido contundente. Se ha condenado públicamente la naturaleza de las redadas y se ha hecho un llamado enérgico al gobierno estadounidense para que se garanticen y respeten los derechos humanos de todos los migrantes. La presidenta Sheinbaum fue enfática al declarar que los migrantes mexicanos «no son criminales ni sumisos», buscando con ello dignificar a la comunidad y contrarrestar la narrativa que a menudo los estigmatiza.
Esta defensa activa, que incluye la movilización consular para proveer asistencia legal y apoyo a los detenidos y sus familias, representa un esfuerzo por parte de México para cambiar la percepción sobre sus ciudadanos en el exterior, destacándolos como una fuerza laboral valiosa y no como una amenaza.
Historias de miedo e incertidumbre
Detrás de las cifras, comienzan a conocerse las historias humanas que reflejan el drama de la separación y el temor. Testimonios como el de Katina García, una joven de 18 años que buscaba desesperadamente a su padre indocumentado en uno de los lugares de las redadas, ilustran la angustia y la incredulidad de las familias afectadas. «Nunca pensamos que nos pasaría», expresó.
Abogados y activistas han reportado además las difíciles condiciones en las que se encuentran los detenidos en los centros de ICE, describiendo en algunos casos instalaciones superpobladas, con acceso limitado a servicios básicos. Estas denuncias aumentan la preocupación por el bienestar físico y emocional de los connacionales privados de su libertad.
«Nuestra comunidad está bajo ataque y ha sido aterrorizada. Estos son trabajadores, estos son padres, estas son madres.» – Angélica Salas, directora ejecutiva de CHIRLA.
Un contraste: Apoyos sociales en México
Paradójicamente, mientras se vive esta crisis en el exterior, en México el gobierno ha anunciado la apertura de nuevos registros para programas de Bienestar, incluyendo apoyos económicos para mujeres de 18 a 64 años y la continuación de las pensiones para adultos mayores. Esta yuxtaposición de acciones podría interpretarse como un intento de proyectar la imagen de un Estado que se preocupa por el bienestar de sus ciudadanos, tanto dentro como fuera de sus fronteras. Sin embargo, los desafíos y los recursos necesarios para atender ambas dimensiones de la vulnerabilidad social son inmensamente diferentes y complejos.
La situación de los migrantes mexicanos en Estados Unidos sigue siendo un tema de profunda relevancia social y cultural, que pone a prueba las relaciones bilaterales y la capacidad de los estados para proteger a sus ciudadanos más allá de sus fronteras.
https://platform.twitter.com/widgets.jsLa ciudad de los Angeles es la segunda con más mexicanos en el mundo, solo detrás de la CDMX. Todo el apoyo a los compatriotas 🇲🇽 pic.twitter.com/c0Kd7q6ZzF
— Alexis Daniel (@SocialDmocrata_) June 9, 2025
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