En México, la paradoja es dolorosa: mientras más de 20 millones de personas viven con inseguridad alimentaria, cada minuto dos tráilers llenos de comida van directo a la basura. Mariana Jiménez, directora de la Red de Bancos de Alimentos de México (BAMX), reveló que el país es el que más alimentos desperdicia per cápita en América Latina.
Detrás de cada bolsa de arroz, jitomate o pan que no llega a la mesa, se esconde una historia de desigualdad. Para muchos, el desperdicio no es una estadística, sino el reflejo de un estómago vacío.
30 millones de toneladas de comida desperdiciada al año
De acuerdo con BAMX, cada año se pierden 30 millones de toneladas de alimentos que son aptos para el consumo humano. Esta cifra equivale al 2.5% del PIB de México, un golpe económico que afecta no solo a las familias sino a la productividad del país.
La directora de BAMX fue clara: “Estamos hablando de alimentos que podrían alimentar a millones de personas, pero terminan en la basura”.
Impacto ambiental: como 16 millones de autos contaminando
El desperdicio no solo tiene un costo social y económico. También afecta al medio ambiente. Producir comida que no se consume implica un uso desmedido de agua, energía y suelo. Según BAMX, su impacto equivale a la contaminación de 16 millones de automóviles circulando durante un año.
Recuperación de alimentos: un esfuerzo que salva vidas
No todo se pierde. La Red BAMX logró recuperar más de 180 mil toneladas de alimentos en 2024, que fueron distribuidos en 59 bancos de alimentos en todo el país, beneficiando a 2.5 millones de personas que viven con inseguridad alimentaria.
Estas acciones demuestran que es posible reducir el desperdicio y transformar la comida perdida en esperanza para miles de familias.
Fundación Alsea y la campaña “Va por mi Cuenta”
En la presentación de la campaña “Va por mi Cuenta”, Ivonne Madrid, directora de Fundación Alsea, destacó que la recaudación se destina a programas para combatir la pobreza alimentaria.
La carencia de alimentos afecta directamente al desarrollo infantil: bajo rendimiento escolar, deserción, problemas de salud como anemia, desnutrición y obesidad, además de un fuerte impacto emocional en los niños y adolescentes.
Un reto que exige acción colectiva
México enfrenta un desafío monumental: dejar de ser el país que más desperdicia alimentos en América Latina. Reducir la pérdida de comida no es solo una cuestión de logística, sino de justicia social y ambiental.
El trabajo de BAMX y Fundación Alsea muestra que la acción conjunta entre sociedad civil, empresas y ciudadanos puede transformar toneladas de desperdicio en oportunidades para quienes más lo necesitan.
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