En México, la defensa del territorio no es solo una batalla por preservar espacios naturales o proteger derechos colectivos. Es una lucha contra el despojo, la explotación y la estigmatización que enfrentan quienes buscan salvaguardar lo más esencial: el agua, los bosques, los mares y las culturas que los sostienen.
Sin embargo, detrás de cada megaproyecto o conflicto ambiental hay una historia que revela los costos humanos, sociales y ecológicos de un “progreso” que muchas veces deja cicatrices irreparables.
¿Qué hay detrás de los megaproyectos en México?
México se ha convertido en el epicentro de megaproyectos como trenes, presas, minas y gasoductos, promovidos bajo la promesa del desarrollo económico. Estas iniciativas suelen estar respaldadas por empresas nacionales e internacionales, con el aval del gobierno.
Aunque los discursos oficiales prometen beneficios como empleo y modernización, los datos y testimonios cuentan otra historia: devastación de ecosistemas, desplazamiento forzado de comunidades y pérdida de identidades culturales.
La estigmatización de quienes defienden la tierra
Los defensores del territorio enfrentan una lucha desigual. En lugar de ser escuchados, suelen ser criminalizados o etiquetados como enemigos del progreso.
- Estrategias de estigmatización:
- Acusaciones infundadas.
- Procesos legales manipulados.
- Monopolio mediático para deslegitimar las luchas sociales.
Estas tácticas buscan silenciar a comunidades que denuncian la sobreexplotación de recursos y las injusticias sociales generadas por los megaproyectos.
Los costos humanos de defender el territorio
México ocupa un lugar destacado entre los países más peligrosos para los defensores del medio ambiente. Según Global Witness, cada año se reportan numerosos asesinatos, desapariciones y agresiones contra quienes protegen los bienes comunes.
Ejemplo reciente: el asesinato del padre Marcelo Pérez en Chiapas en 2024, un líder que denunciaba actividades ilegales en comunidades indígenas. Su lucha representa el coraje y los riesgos que enfrentan los defensores del territorio.
La conexión entre la defensa del territorio y nuestra vida diaria
¿Por qué debería importarnos esta lucha? Porque proteger el territorio no se trata solo de evitar el despojo de tierras lejanas; es preservar lo esencial para nuestra supervivencia: agua limpia, aire puro, biodiversidad y equilibrio climático.
¿Cómo podemos apoyar a los defensores del territorio?
Existen maneras concretas de respaldar estas luchas:
- Informarnos: Conocer las historias detrás de los megaproyectos.
- Denunciar: Visibilizar injusticias en redes sociales y espacios públicos.
- Apoyar organizaciones locales: Como el Observatorio de Conflictos Socioambientales.
- Fomentar el consumo responsable: Reducir la demanda de recursos provenientes de actividades extractivas.
Conclusión
La defensa del territorio en México es mucho más que una causa local: es una lucha por el futuro del país y del planeta. Al proteger los bienes comunes, también cuidamos nuestra calidad de vida, nuestra cultura y nuestro legado para las próximas generaciones.
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