En 1999, Harvey Ball, creador del icónico Smiley Face o “carita feliz”, decidió instaurar el Día Mundial de la Sonrisa. Su propuesta fue sencilla: dedicar el primer viernes de octubre a sonreír, compartir alegría y recordar que la felicidad puede encontrarse en los gestos más simples. Tras su fallecimiento en 2001, la Harvey Ball World Smile Foundation tomó el relevo para mantener vivo ese espíritu, realizando actividades benéficas que llevan sonrisas a todo el planeta.
La importancia de sonreír va más allá de lo estético o social. Según explica la psicóloga clínica Mariana López, especialista en bienestar emocional, “la sonrisa tiene un efecto directo sobre el cerebro: libera endorfinas, serotonina y dopamina, los neurotransmisores responsables del placer y la reducción del estrés”. Por eso, dice la experta, cuando sonreímos, no solo mostramos felicidad, sino que también la generamos.
Beneficios para la salud
Diversos estudios confirman que las personas que sonríen con frecuencia tienden a reducir los niveles de ansiedad, mejorar la presión arterial y fortalecer el sistema inmunológico. “Incluso una sonrisa forzada puede engañar al cerebro y producir un efecto positivo en nuestro estado de ánimo”, añade López.
Más allá de los efectos individuales, la sonrisa es un puente hacia los demás. Facilita la comunicación, mejora las relaciones interpersonales y crea un ambiente de confianza. “Sonreír contagia: es un lenguaje universal que no necesita traducción y que puede cambiar el tono de cualquier encuentro”, afirma la psicóloga.
Una invitación a sonreír siempre
El Día Mundial de la Sonrisa no pretende ser solo un recordatorio simbólico, sino una oportunidad real para practicar la empatía siempre. Al igual que Harvey Ball lo soñó, se trata de regalar un gesto sincero que pueda iluminar la jornada de alguien más. Porque, dice la psicóloga Mariana López, una sonrisa no cuesta nada y, sin embargo, lo vale todo.
¿QUIERES SONREÍR MÁS EN TU VIDA DIARIA?
- Busca motivos simples, aprecia pequeños detalles como la naturaleza, una canción favorita o un recuerdo feliz.
- Rodéate de personas positivas, porque la alegría también se contagia.
- Practica la gratitud y anota cada día tres cosas por las que te sientas agradecido.
- Sonríe frente al espejo. Sí, aunque parezca extraño, el cerebro interpreta la acción como real y genera bienestar.
- Evita el exceso de noticias negativas, es mejor dosificar la información y equilibrar con contenidos que te inspiren.
- Haz actividades que disfrutes, como leer, caminar, cocinar o bailar.


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