La lucha contra la violencia en México: más allá de las cifras
La violencia en México es un problema complejo que no surgió de la noche a la mañana. La pobreza, la desigualdad y las actividades ilícitas son factores que, por décadas, han alimentado este fenómeno. Sin embargo, la actual administración, liderada por la Dra. Claudia Sheinbaum y el Secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch, ha cambiado el enfoque hacia un modelo que atiende las causas profundas del problema.
Pero ¿qué significa realmente «atender las causas»? Más importante aún, ¿qué avances se han logrado y qué retos persisten? Aquí analizamos las claves de esta estrategia transformadora.
Violencia en México: un problema estructural
La violencia no es un fenómeno exclusivo de México, pero su impacto en la vida cotidiana del país es innegable. Según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), América Latina es una de las regiones más violentas del mundo, impulsada por la pobreza, la desigualdad y el crimen organizado.
En el caso mexicano, la estrategia previa de «descabezar» grupos criminales dejó un rastro de violencia descontrolada. Esto obligó a replantear los modelos tradicionales y buscar enfoques que realmente afecten las raíces del problema.
Las cifras: una tendencia a la baja en homicidios dolosos
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, la violencia alcanzó su punto más alto en 2019. Sin embargo, desde entonces, las cifras han mostrado una reducción sostenida.
Aunque estos avances no eliminan el problema, reflejan el impacto de políticas que integran programas sociales, como becas educativas, empleos para jóvenes y apoyo a comunidades marginadas. Estas medidas buscan cerrar las brechas de desigualdad que suelen alimentar las actividades ilícitas.
El enfoque en las causas: más que programas sociales
Un estudio del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, titulado «La pobreza como indicador de generación de la violencia y la delincuencia en México», destaca que, aunque la pobreza es un factor crucial, no es el único. La criminalidad también está vinculada a otros elementos como:
- Falta de acceso a la justicia.
- Desconfianza en las instituciones.
- Ausencia de un Estado de Derecho sólido.
Aquí es donde entra la visión del Secretario García Harfuch, quien ha enfatizado la importancia de profesionalizar a las policías locales, mejorar el marco jurídico y fortalecer las instituciones que protegen a la ciudadanía.
Resultados visibles y desafíos pendientes
La estrategia actual ha comenzado a rendir frutos, pero no sin enfrentar críticas. Mientras algunos sectores demandan resultados más inmediatos, las autoridades señalan que transformar un problema tan complejo lleva tiempo.
La Dra. Sheinbaum ha sido clara: “La violencia no se erradica con balas, sino con oportunidades y justicia social.” Este cambio de enfoque es una apuesta por un futuro donde la seguridad no dependa únicamente de la fuerza, sino de construir una sociedad más equitativa.
Perspectivas: ¿qué sigue en la lucha contra la violencia?
El camino no es sencillo. Requiere de la colaboración entre los tres niveles de gobierno, el fortalecimiento del Estado de Derecho y una sociedad civil activa que demande soluciones sostenibles.
Con un enfoque en atacar las causas y no solo los síntomas, México tiene una oportunidad histórica para transformar el paradigma de seguridad en el país.
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