IMSS Bienestar tropieza en su intento por reforzar la logística médica
Una vez más, el IMSS Bienestar enfrenta obstáculos en su plan por consolidar una red logística eficiente para la distribución de medicamentos y material de curación en todo México. A pesar de los anuncios y convocatorias, la realidad muestra que la ejecución del proyecto sigue sin alcanzar su objetivo principal: garantizar la entrega oportuna de insumos médicos a todas las regiones del país, incluso las más remotas.
La promesa de cobertura nacional y la realidad de un solo contrato
El pasado 15 de agosto, la paraestatal Birmex lanzó una licitación con carácter urgente para contratar el servicio de “último kilómetro” en la entrega de medicamentos. Este proceso, diseñado para operar durante los últimos cuatro meses de 2025, dividió al país en seis regiones con el fin de asegurar una cobertura integral. Sin embargo, de esas seis zonas, sólo una —la región noreste— logró formalizar un contrato.
La única empresa que obtuvo adjudicación fue Rombo Logística, la cual ahora se encargará del reparto en esa única región. Para el resto del país, las cosas no salieron como se esperaba: en tres zonas, las ofertas fueron rechazadas por no cumplir con los requisitos, y en las dos restantes, ni siquiera hubo interesados.
Un nuevo intento que repite el fracaso anterior
Este no es el primer tropiezo del IMSS Bienestar en su intento por crear una red de distribución independiente. El 23 de junio, otra licitación para rentar entre 108 y 256 vehículos fue declarada desierta. Aquella vez, las empresas participantes denunciaron que los plazos de entrega eran irrealistas, especialmente considerando que los vehículos debían ser adaptados para transportar productos sensibles como medicamentos refrigerados.
En este nuevo proceso, las condiciones no fueron muy diferentes. Birmex pedía una compleja combinación de unidades:
- 24 tráileres con caja refrigerada
- 24 tráileres con caja seca
- 30 camiones de 3.5 toneladas refrigerados
- 78 camiones con caja seca
- 97 pick ups con caja seca
- 35 pick ups con caja refrigerada
- Ferris y lanchas para zonas insulares como Cozumel, Isla Mujeres y Holbox
No sólo se requería una gran cantidad de unidades especializadas, sino que la complejidad logística aumentaba por el tipo de regiones que debían cubrirse, muchas de ellas con difícil acceso o infraestructura limitada.
Un nuevo modelo de pago: por kilómetro recorrido
Una de las novedades más llamativas de esta licitación fue el esquema de pago: entre 97 y 272 pesos por kilómetro recorrido, según el tipo de unidad. Este modelo rompe con las prácticas anteriores, donde el pago se calculaba por pieza o por peso de los medicamentos entregados. La intención podría haber sido simplificar el proceso de control y facturación, pero también generó dudas entre los potenciales contratistas, especialmente por los riesgos operativos y logísticos que implica.
Cambio de paradigma: ¿adiós a los gigantes logísticos?
Durante el sexenio pasado, empresas como Grupo Traxión dominaron el panorama de la distribución médica, manejando contratos millonarios con presencia nacional. Sin embargo, el actual gobierno ha optado por otro enfoque: descentralizar el control, involucrar a entidades estatales y, en muchos casos, operar con recursos propios.
Prueba de ello es que incluso el IMSS ordinario ha comenzado a rentar vehículos usados para cubrir sus rutas, abandonando un ambicioso plan de arrendamiento por tres años debido a los altos precios ofertados por las empresas.
Este giro de estrategia, aunque bien intencionado, ha demostrado ser poco efectivo en la práctica, especialmente ante una cadena de suministro tan sensible como la de medicamentos e insumos médicos.
¿Qué implica esta nueva falla para el sistema de salud?
Más allá del aspecto logístico, el fracaso de esta licitación representa un riesgo directo para la calidad del servicio médico en México. La falta de una red de distribución funcional compromete la capacidad de respuesta de clínicas, hospitales y centros de salud en todo el país. Medicamentos que no llegan a tiempo, tratamientos que se interrumpen y pacientes que no reciben lo que necesitan son consecuencias tangibles de una planeación deficiente.
Además, el hecho de que zonas altamente vulnerables como el sureste y las islas del Caribe mexicano queden sin cobertura, agrava aún más las desigualdades existentes en el acceso a la salud.
¿Qué debe cambiar para que el IMSS Bienestar cumpla su promesa?
La intención de crear una red logística propia y eficiente no es en sí negativa. De hecho, representa una oportunidad de reducir costos y ganar autonomía frente a grandes proveedores. No obstante, lograrlo requiere más que voluntad política.
Se necesita una planificación realista, con tiempos adecuados, claridad en los requisitos técnicos y apertura al diálogo con proveedores que entienden los desafíos del sector logístico. También urge desarrollar infraestructura propia: almacenes regionales, sistemas de monitoreo, y centros de distribución adaptados al tipo de insumos que se manejan.
Asimismo, es clave mejorar la transparencia en los procesos de licitación, asegurando que las empresas participantes tengan tiempo suficiente para preparar sus propuestas y cumplir con las especificaciones requeridas.
Una carrera contra el tiempo
Con sólo cuatro meses restantes del año y más de la mitad del país sin un contrato logístico definido, el IMSS Bienestar enfrenta una carrera contra el tiempo. La salud de millones de mexicanos depende de decisiones administrativas que hoy siguen sin aterrizarse de forma efectiva.
La pregunta no es si el modelo de distribución debe cambiar, sino cuándo se logrará implementar un esquema que realmente funcione. Porque mientras las rutas siguen en papel, hay pacientes esperando tratamientos, doctores sin insumos, y comunidades que ven alejarse —una vez más— el derecho a la salud que les fue prometido.
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