La violencia en el Estado de México se recrudece con el hallazgo de restos humanos en dos ubicaciones distintas pero cercanas: la colonia La Laguna de Chiconautla en Ecatepec, y sobre la carretera México-Texcoco a la altura del municipio de Chicoloapan.
Un manto de terror ha cubierto la zona oriente del Valle de México tras el descubrimiento de restos humanos en dos puntos distintos pero geográficamente cercanos, levantando las alertas de las autoridades y la zozobra entre la población. Los hallazgos ocurrieron en los municipios de Ecatepec y Chicoloapan, ambos en el Estado de México.
El primer descubrimiento tuvo lugar en la Avenida Rebeldía, en la colonia La Laguna de Chiconautla, Ecatepec. Vecinos de la zona reportaron la presencia de bolsas sospechosas, lo que movilizó a elementos de la policía municipal y estatal, quienes confirmaron que se trataba de partes humanas.
Poco después, se reportó un segundo hallazgo sobre la transitada carretera federal México-Texcoco, a la altura de la colonia El Carmen, en el municipio de Chicoloapan. En este punto también se localizaron restos humanos abandonados, generando una fuerte movilización policiaca que afectó la circulación en la zona.
¿Una conexión siniestra?
La proximidad de ambos hallazgos ha llevado a la Fiscalía General de Justicia del Estado de México (FGJEM) a abrir una carpeta de investigación para determinar si los eventos están relacionados. Una de las principales líneas de investigación es que podría tratarse de un mensaje entre grupos criminales que se disputan el control del territorio en esta densamente poblada región del estado.
Estos hechos se suman a un clima de inseguridad que ha golpeado al Estado de México en las últimas semanas. La violencia se manifiesta de diversas formas, desde la reciente detención de «El Mimoso», un importante líder de una organización dedicada a la extorsión y el despojo en la zona, hasta el trágico caso de Natalia, la adolescente desaparecida en Xonacatlán y encontrada sin vida.
La geografía del miedo
El abandono de restos humanos en vías públicas y zonas habitacionales no es un acto casual. Es una táctica deliberada del crimen organizado para infundir miedo y demostrar su poder e impunidad. Al elegir lugares de alto tránsito como la carretera México-Texcoco o colonias populares de Ecatepec, los perpetradores buscan maximizar el impacto psicológico en la comunidad, enviando el mensaje de que la violencia puede irrumpir en cualquier momento y en cualquier lugar.
Las autoridades han reforzado la vigilancia en la zona mientras los servicios periciales trabajan en la recolección de indicios y en la identificación de las víctimas. La población, por su parte, vive con la incertidumbre y el temor que generan estos brutales actos.


TE PODRÍA INTERESAR