La ausencia del Partido del Trabajo (PT) en la firma de la coalición “Sigamos Haciendo Historia” en Veracruz ha encendido las alarmas dentro de la alianza oficialista. Mientras Morena y el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) sellaban su acuerdo, el PT decidió mantenerse al margen, exponiendo diferencias internas que podrían convertirse en una fractura irreversible antes de las elecciones municipales del 1 de junio de 2025.
El conflicto radica en la distribución de candidaturas. El PT exige 33 posiciones, mientras que Morena y el PVEM solo están dispuestos a ceder 22. Fuentes cercanas a la negociación revelan que, a diferencia de lo ocurrido en Durango, donde las diferencias se resolvieron con relativa facilidad, en Veracruz la situación se complica con el paso de los días.
La fecha límite para registrar la coalición ante el Instituto Nacional Electoral (INE) es el 2 de febrero, lo que deja muy poco margen para la negociación. Si no logran un acuerdo, la coalición podría debilitarse y enfrentar una división del voto en las elecciones municipales, favoreciendo indirectamente a la oposición.
Las fracturas internas en Morena: un problema recurrente
Este conflicto no es un caso aislado. Morena ha demostrado que su talón de Aquiles son las designaciones electorales, tanto a nivel estatal como municipal. En elecciones anteriores, las disputas internas han generado divisiones que han costado triunfos en municipios clave.
Además, el desgaste de la administración de Cuitláhuac García es un factor que no puede ignorarse. La crisis de inseguridad, el aumento de desapariciones y la falta de inversiones estratégicas han dejado un estado con múltiples carencias. Para Rocío Nahle, la candidata de Morena a la gubernatura de Veracruz, será fundamental contar con una estructura sólida en los municipios. Si la coalición no logra resolver sus diferencias, el costo político podría ser alto.
El riesgo para Morena en Veracruz es claro: si las tensiones con el PT no se resuelven, podrían estar cavando su propia tumba en uno de los estados más estratégicos para el movimiento obradorista.
Fentanilo en las escuelas de San Luis Potosí: una crisis ignorada
Mientras la política absorbe toda la atención en Veracruz, en San Luis Potosí se desarrolla una crisis de salud pública que el gobierno estatal ha decidido ignorar.
El fentanilo, una droga sintética con alto poder adictivo, ha comenzado a infiltrarse en las secundarias y bachilleratos del estado, e incluso se han detectado casos en primarias.
La denuncia no viene de grupos opositores ni de organizaciones civiles, sino del propio secretario general de la Sección 26 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Juan Carlos Bárcenas Ramírez, quien también es diputado local por Nueva Alianza.
“El consumo de fentanilo ya es una realidad en nuestras escuelas. Esto no es un rumor ni una exageración, es una crisis que debe abordarse con urgencia», señaló Bárcenas, quien también preside la Comisión de Educación, Cultura, Ciencia y Tecnología del Congreso estatal.
A esta voz de alerta se suma la Iglesia Católica, que ha hecho un llamado a las familias para asumir un papel más activo en la prevención del consumo de drogas entre los jóvenes. Tomás Cruz Perales, portavoz de la Iglesia en San Luis Potosí, lo resume con una frase lapidaria:
“Es muy triste ver jóvenes con el rostro gris por el consumo de estas cochinadas. Lo peor es que nuestras autoridades lo niegan.”
El silencio del gobierno de Ricardo Gallardo
Mientras el problema se agrava, el gobierno de Ricardo Gallardo (PVEM) ha optado por el silencio. No hay un programa estatal visible para frenar la propagación del fentanilo, ni estrategias de prevención en las escuelas.
El gobernador ha centrado su discurso en proyectos de infraestructura y en su imagen mediática, dejando de lado una crisis que, si no se atiende a tiempo, podría convertirse en una catástrofe de salud pública en los próximos años.
La falta de respuesta ante el avance del fentanilo en San Luis Potosí refleja un problema estructural: cuando las autoridades niegan la realidad, el costo lo pagan las nuevas generaciones.
Veracruz en crisis política, San Luis Potosí en crisis de salud
Dos estados, dos crisis y un denominador común: la falta de acción de los gobiernos estatales.
- En Veracruz, la fractura en la coalición de Morena podría debilitar su fuerza electoral y abrir el camino a la oposición.
- En San Luis Potosí, la crisis del fentanilo sigue creciendo mientras el gobierno de Ricardo Gallardo prefiere mirar hacia otro lado.
En ambos casos, el mensaje es claro: la falta de decisiones firmes y estrategias efectivas puede costar caro en las urnas y, lo más importante, en la vida de miles de ciudadanos.
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