La tensión en el conflicto entre Rusia y Ucrania podría dar un giro inesperado. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció que propondrá un intercambio de territorios como fórmula para alcanzar un acuerdo de paz.
En un gesto cargado de simbolismo, Trump se reunirá el 15 de agosto con Vladímir Putin en Alaska, un punto geográfico que une el continente americano con Asia y que, según el mandatario, será “un escenario ideal para abrir un nuevo capítulo en la historia”.
La propuesta: intercambio de tierras
Desde la Casa Blanca, Trump insinuó que un acuerdo beneficioso para ambas partes podría implicar que ciertos territorios ocupados por Rusia desde 2022 pasen a control definitivo de Moscú, mientras que Ucrania recibiría garantías de seguridad y compensaciones económicas internacionales.
En sus palabras:
“Hay una oportunidad única para poner fin a esta guerra. Un intercambio de tierras puede ser el inicio de una paz duradera”.
No obstante, el presidente ucraniano Volodímir Zelenski ha reiterado en múltiples ocasiones que no cederá territorio alguno, defendiendo la integridad territorial como principio innegociable.
Los actores internacionales entran en escena
Mientras Trump prepara su cita con Putin, Zelenski inició una serie de reuniones con líderes europeos como Emmanuel Macron (Francia) y Keir Starmer (Reino Unido). El objetivo: reforzar la postura ucraniana ante cualquier intento de negociación que implique concesiones territoriales.
Zelenski también conversó con la primera ministra de Dinamarca, Mette Frederiksen, y el primer ministro de Estonia, Kristen Michal, quienes coincidieron en que cualquier acuerdo debe basarse en la recuperación total de los territorios ocupados.
En paralelo, el Vicepresidente de Estados Unidos, JD Vance, y el ministro de Exteriores británico, David Lammy, organizan un foro de asesores de seguridad de Europa, Ucrania y Estados Unidos para explorar vías diplomáticas hacia una “paz justa y duradera”.
Trump, entre la diplomacia y la narrativa personal
Trump asegura que, sin su intervención, “ya estaríamos en una tercera guerra mundial”. Su propuesta de intercambio territorial es arriesgada, pues enfrenta el rechazo frontal de Kiev y de varios miembros de la OTAN, pero también podría atraer a quienes buscan poner fin a un conflicto que ha dejado miles de víctimas y una crisis económica global.
El lugar del encuentro —Alaska— no es casual. Es un territorio estadounidense que en el pasado fue propiedad de Rusia, lo que añade un matiz histórico al gesto diplomático.
El futuro de la negociación
La reunión del 15 de agosto será clave para determinar si este plan tiene posibilidades reales o si quedará como un intento fallido más. Lo que está claro es que el anuncio ya ha reactivado los debates en las capitales europeas y en los pasillos de la ONU.
En este ajedrez geopolítico, cada movimiento cuenta, y Trump parece decidido a mover ficha con un plan que podría redefinir el mapa político de Europa del Este.


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