La guerra con Venezuela volvió al centro del debate internacional luego de que Donald Trump afirmara públicamente que no descarta un enfrentamiento armado contra el régimen de Nicolás Maduro. Sus palabras, pronunciadas en una entrevista con NBC News, reactivaron los temores de una escalada militar en América Latina y marcaron un giro discursivo que contrasta con su promesa electoral de mantener a Estados Unidos alejado de guerras extranjeras.
“No lo descarto, no”, respondió Trump cuando se le preguntó directamente sobre la posibilidad de una guerra. Una frase breve, pero con un peso geopolítico enorme, que bastó para encender alarmas en Washington, Caracas y en toda la región.
Trump y la presión total sobre el régimen de Maduro
En los últimos días, la administración estadounidense ha intensificado su ofensiva contra Venezuela mediante un endurecimiento de las acciones navales y sanciones estratégicas. El gobierno ordenó un bloqueo a petroleros sancionados que entran y salen del país sudamericano, lo que ha derivado en nuevas incautaciones en aguas cercanas a la costa venezolana.
Según información citada por NBC News, Estados Unidos ha ejecutado al menos veintiocho operaciones contra embarcaciones vinculadas al país, bajo el argumento de combatir redes de narcotráfico que, según Washington, financian al régimen chavista. Estas acciones han provocado más de cien muertes y ya son objeto de revisión por parte del Congreso estadounidense.
El mensaje de Trump es claro: la presión no disminuirá. “Si son lo suficientemente insensatos como para navegar, volverán a uno de nuestros puertos”, advirtió, dejando entrever que las incautaciones continuarán.
Guerra con Venezuela y el silencio estratégico de Trump
Cuando se le cuestionó si su objetivo final es derrocar a Nicolás Maduro, Trump evitó una respuesta directa. “Él sabe exactamente lo que quiero”, afirmó, una declaración ambigua que refuerza la incertidumbre sobre el verdadero alcance de su estrategia.
Esa ambigüedad es parte del storytelling político que ha caracterizado a Trump: no confirmar una guerra con Venezuela, pero tampoco cerrarle la puerta. En términos diplomáticos, se trata de una advertencia calculada que busca mantener al régimen bajo presión constante sin asumir públicamente el costo de una intervención.
El contexto interno: militares, bonos y discurso nacionalista
En paralelo a la tensión internacional, Trump aprovechó un discurso en horario estelar para reforzar su narrativa interna. Anunció un “dividendo guerrero” de USD 1.776 para cerca de un millón y medio de miembros de las fuerzas armadas, en conmemoración del aniversario 250 de la fundación del país.
Aunque el presidente aseguró que el bono se financiará con ingresos por aranceles, fuentes del Senado confirmaron que los recursos provienen de fondos originalmente destinados a vivienda militar. La decisión ha generado críticas, pero también refuerza el mensaje de respaldo absoluto a las fuerzas armadas en un contexto de posible confrontación externa.
Salud, economía y elecciones en medio de la tensión internacional
Trump también utilizó la entrevista para atacar a las aseguradoras de salud, acusándolas de enriquecerse a costa de los ciudadanos. Propuso permitir que los estadounidenses compren seguros directamente, en un contexto donde millones enfrentarán aumentos en sus primas tras el debilitamiento de los subsidios de Obamacare.
Todo esto ocurre mientras se aproximan las elecciones legislativas de noviembre, un factor clave en la estrategia presidencial. Una pérdida del control del Congreso podría abrir la puerta a investigaciones y frenar su agenda, incluida su política exterior dura.
¿Qué significa realmente una guerra con Venezuela?
Más allá de la retórica, la guerra con Venezuela no se perfila necesariamente como una invasión tradicional, sino como un conflicto híbrido: bloqueo naval, presión económica, operaciones selectivas y aislamiento diplomático. Un escenario que mantiene al régimen de Maduro contra las cuerdas, pero que también eleva el riesgo de errores de cálculo con consecuencias regionales.
Para América Latina, el simple hecho de que la opción militar esté “sobre la mesa” ya es un punto de inflexión. La historia demuestra que cuando Washington deja de descartar una guerra, el tablero geopolítico cambia de inmediato.
Guerra con Venezuela: una amenaza latente que redefine la región
Al cierre de esta nueva escalada verbal, una cosa queda clara: la guerra con Venezuela ya no es un escenario impensable. Aunque Trump no la confirme, tampoco la niega, y ese margen de incertidumbre es, en sí mismo, una herramienta de presión.
Mientras el mundo observa, Venezuela sigue atrapada entre sanciones, aislamiento y un discurso cada vez más beligerante desde Washington. El desenlace aún es incierto, pero la advertencia ya fue lanzada: la guerra con Venezuela dejó de ser una hipótesis lejana para convertirse en una posibilidad real dentro del tablero internacional.


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