La estrategia de Trump para frenar la ayuda extranjera
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, volvió a colocarse en el centro de la polémica al pedir a la Corte Suprema una orden de emergencia con el objetivo de congelar miles de millones de dólares en ayuda exterior. La cifra alcanza los 4,900 millones de dólares aprobados por el Congreso, pero que el mandatario asegura no gastará. La estrategia no solo revive un debate legal de hace medio siglo, sino que también abre un nuevo capítulo en la confrontación entre el poder ejecutivo y el legislativo.
La carta que desató la controversia
El pasado 28 de agosto, Trump envió una carta al presidente de la Cámara de Representantes, Mike Johnson, anunciando que no utilizaría los recursos destinados a programas internacionales. Con esta decisión, recortó de facto el presupuesto aprobado por el Congreso sin pasar por los canales legislativos habituales. El gesto generó preocupación no solo entre los legisladores, sino también entre analistas internacionales que advierten del posible impacto en la reputación de Estados Unidos en el extranjero.
La figura de la rescisión de bolsillo
El mecanismo que Trump empleó se conoce como “rescisión de bolsillo”. Este recurso permite que un presidente presente una solicitud al Congreso hacia el final del año fiscal para no gastar fondos ya aprobados. Si el tiempo legislativo de 45 días expira sin respuesta, el dinero queda sin uso. Sin embargo, expertos recuerdan que la última vez que un presidente apeló a esta autoridad fue hace unos 50 años, y su aplicación actual despierta cuestionamientos sobre su validez legal.
El Congreso en el centro de la decisión
El juez Ali, encargado de revisar el caso, subrayó que la ley es clara: solo la acción del Congreso puede aprobar una rescisión, no la sola voluntad del presidente. Esto significa que la administración Trump no podría retener legalmente los fondos sin el aval legislativo, lo que anticipa un enfrentamiento judicial y político de gran alcance.
La política exterior bajo presión
La administración Trump ha convertido los recortes a la ayuda extranjera en una de sus políticas distintivas. Aunque el ahorro económico es mínimo en comparación con el déficit federal, el impacto diplomático puede ser considerable. Miles de personas en distintos países dependen de los programas financiados con esos recursos: desde alimentos hasta proyectos de desarrollo comunitario. Reducirlos podría debilitar la influencia internacional de Estados Unidos y abrir espacio a potencias rivales.
Un precedente con efectos duraderos
El intento de congelar casi 5 mil millones de dólares no solo plantea un dilema inmediato, sino que podría sentar un precedente sobre la relación entre el Congreso y la Casa Blanca en materia presupuestaria. Si la Corte Suprema respalda la maniobra, el presidente obtendría una herramienta poderosa para redirigir la política exterior a su conveniencia. En cambio, si la rechaza, quedará claro que el poder legislativo mantiene la última palabra en el uso de fondos públicos.


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