La Pasión de Cristo en Iztapalapa ha sido oficialmente declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, sumando con ello una costumbre y tradición más a la lista de México. La noticia fue dada a conocer por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) durante su Vigésima Sesión del Comité de Patrimonio Cultural Inmaterial, celebrada en Nueva Delhi, India. Esta declaratoria es el resultado de una búsqueda formal y persistente que se extendió a lo largo de tres años consecutivos.
La UNESCO destacó la relevancia de la representación, Muerte y Resurrección de Cristo, haciendo hincapié en el carácter de organización comunitaria que la caracteriza. Este aspecto fue clave para obtener el reconocimiento, ya que subraya la profunda participación y el arraigo de esta tradición entre los habitantes de Iztapalapa.
La alcaldesa Aleida Alavez, presente en la sesión en India, resaltó que uno de los puntos fundamentales considerados por el comité fue la continuidad ininterrumpida de esta representación a lo largo de 182 años. Incluso durante los años 2020 y 2021, en el contexto de la pandemia de Covid-19, la celebración se llevó a cabo, aunque sin público, demostrando la resiliencia y el compromiso de la comunidad.
La obtención de este título de la UNESCO implica un nuevo nivel de compromiso y demanda para los organizadores y la alcaldía. Alavez señaló que esta nominación exige que la representación mantenga y eleve su carácter y calidad a un nivel mundial, asegurando la preservación de esta invaluable tradición.
Como parte de las acciones de preservación y mejora, se anunció la rehabilitación de la macroplaza de Iztapalapa. Este es el sitio donde se escenifican momentos cruciales como la última cena y la sentencia de Jesucristo. Adicionalmente, se intervendrá el Jardín Cuitláhuac y las calles que conforman el recorrido del Viacrucis, para dignificar el espacio de la celebración.
Compromisos Futuros para la Pasión de Cristo en Iztapalapa
El compromiso de la alcaldía no se detiene en la infraestructura. Se establecerán coordinaciones con la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema) local para implementar las medidas necesarias para salvaguardar el Cerro de la Estrella. Este emblemático sitio es donde cada año se culmina la representación con la crucifixión de Jesús de Nazaret, siendo un punto de enorme valor cultural y ambiental. La Pasión de Cristo en Iztapalapa es un evento que trasciende lo meramente religioso.
Joaquín Rueda, vicepresidente del Comité Organizador de Semana Santa en Iztapalapa (Cossiac), enfatizó que tras la declaratoria el esfuerzo principal debe centrarse en preservar la procesión. Según Rueda, la procesión es el origen y la esencia de toda la representación, por lo que su conservación es primordial.
Otras áreas clave de conservación incluyen asegurar el buen estado de la macroplaza y evitar la invasión del predio de la pasión ubicado en el Cerro de la Estrella. La intención es que las futuras generaciones puedan vivir y participar en la Pasión de Cristo en Iztapalapa con la misma autenticidad y fervor.
El reconocimiento físico otorgado por la UNESCO será entregado formalmente y se resguardará en la bóveda de la Federación. Sin embargo, para que este logro sea palpable para todos los involucrados, se generarán tres copias del reconocimiento. Estas serán destinadas al Gobierno capitalino, a la alcaldía Iztapalapa y al Cossiac, reconociendo el esfuerzo conjunto.
La noticia fue motivo de celebración por parte de figuras públicas. La jefa de Gobierno, Clara Brugada, felicitó a la comunidad, destacando que es un reconocimiento que honra la fe, la tradición y la identidad de un pueblo. De igual manera, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo celebró el logro y aplaudió el trabajo incansable de quienes han promovido esta representación durante años.
La historia de esta tradición es tan rica como su presente. Se remonta a 1521, con una primera representación a cargo de actores franciscanos como parte del «teatro evangelizador». Sin embargo, la celebración tal como se conoce hoy, con actores locales, se origina en 1843.
El motivo de este inicio fue una promesa hecha al Señor de La Cuevita por ayuda tras una devastadora epidemia de cólera que azotó a la región. El fervor y la promesa de la comunidad han mantenido viva la Pasión de Cristo en Iztapalapa desde entonces.
A lo largo de los años, la tradición ha enfrentado desafíos, demostrando su importancia inquebrantable. Por ejemplo, en 1914, la escenificación estuvo a punto de suspenderse debido a la Revolución Mexicana. No obstante, el general Emiliano Zapata intervino personalmente, ordenando que la representación se llevara a cabo.
El desafío más reciente, y que subraya el compromiso de la comunidad, ocurrió en 2020 con la llegada de la pandemia de Covid-19. Para evitar contagios masivos, la celebración se realizó a puerta cerrada, transmitida únicamente por televisión, suspendiendo el recorrido en las calles. La Pasión de Cristo en Iztapalapa ha superado todas las adversidades.
Esta tradición no solo es un acto de fe, sino también una poderosa manifestación de identidad y cohesión social. La comunidad de Iztapalapa se organiza con meses de antelación.
Cientos de personas, tanto actores como personal de apoyo, dedican tiempo y esfuerzo para garantizar el éxito del evento. La participación es voluntaria y vista como un gran honor.
La Pasión de Cristo en Iztapalapa atrae a millones de visitantes cada Semana Santa. Este flujo de turismo también representa un impacto económico positivo para la alcaldía, beneficiando a comerciantes y prestadores de servicios locales. La declaración como Patrimonio Cultural Inmaterial sin duda aumentará aún más este atractivo turístico y cultural.
El reconocimiento de la UNESCO es una afirmación de la importancia global de esta costumbre. Es un llamado a proteger y valorar las prácticas culturales que definen la identidad de un pueblo. La Pasión de Cristo en Iztapalapa es ahora un tesoro de la humanidad.
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