Para Guillermo del Toro, Frankenstein no es solo una obra maestra de Mary Shelley, es un eco persistente en su filmografía. Desde Hellboy hasta Blade II, la figura del científico que desafía las leyes naturales ha rondado su imaginación. Ahora, a sus 60 años, el director mexicano afronta el reto de realizar su propia versión para Netflix, con estreno previsto en noviembre.
En entrevista con Empire, del Toro confesó:
“Hay algo que la mayoría de las películas de Frankenstein no capturan: la ansiedad, el ‘¿funcionará?’ y la urgencia de hacer lo imposible”.
Rompiendo los clichés del monstruo
El nuevo Frankenstein no tendrá tormentas eléctricas ni la clásica piel verde con tornillos en el cuello. Del Toro busca un clima emocional intenso, donde la escena de la creación sea un estallido de energía comparable a un concierto de Leonard Bernstein o Rick Wakeman.
La criatura, interpretada por Jacob Elordi tras la salida de Andrew Garfield, es una figura cambiante. Inspirado en esculturas de santos desollados y modelos dentales del siglo XIX, su rostro estará parcialmente oculto por una máscara de drenaje, revelando progresivamente la meticulosa reconstrucción de su cuerpo.
Víctor Frankenstein: el antihéroe con alma de rockstar
Del Toro reimagina al científico interpretado por Oscar Isaac como un genio arrogante, más cercano a una estrella rebelde de la comunidad médica que a un joven romántico. Su estética —pantalones acampanados, botas con tacón— refuerza esa mezcla de brillantez y descontrol.
Para el director, Víctor simboliza a los innovadores que se dejan llevar por la ambición sin medir las consecuencias:
“Es como los hermanos tecnológicos que quieren crear algo, pero no piensan en el impacto”.
El desafío físico y emocional de la Criatura
Jacob Elordi enfrentó largas jornadas de rodaje con un maquillaje corporal que requería seis horas de aplicación diaria. Algunas escenas lo mantuvieron recostado por horas sobre una mesa especialmente diseñada con forma de “Y”, una de las piezas más imponentes de la producción.
Del Toro reconoce que esta colaboración lo tiene “eufórico como nunca antes” y que el maquillaje, ideado junto a Mike Hill, evolucionará a lo largo de la película para mantener fresca la imagen del monstruo.
Un universo gótico hecho a mano
Aunque la producción recorrió locaciones en Reino Unido y Canadá, la emblemática escena de la creación se rodó en un estudio de Toronto bajo la dirección artística de Tamara Deverell. Cada elemento fue construido desde cero, siguiendo la tradición artesanal del cine clásico.
El resultado es un universo gótico contemporáneo, con decorados de escala monumental y una ambientación que rinde homenaje al pasado mientras se adentra en territorios visuales inéditos.
Una reinvención para una nueva generación
Con esta adaptación, Guillermo del Toro no solo revisita un mito, sino que lo despoja de las fórmulas que lo hicieron predecible. Su Frankenstein promete ser un viaje emocional y visual que explore la creación, la soledad y el precio de desafiar a la muerte, todo con su sello inconfundible.
En noviembre, Netflix será testigo de una versión que podría convertirse en referente del cine gótico del siglo XXI.


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