SEGA integra IA con cautela, pero lo hace desde una posición clara: la compañía quiere acelerar la producción de videojuegos sin comprometer la creatividad que ha definido su legado. Fue durante una reunión posterior a la publicación de sus resultados financieros cuando la empresa dejó ver su nuevo enfoque: sí, utilizarán Inteligencia Artificial, pero no se lanzarán a una adopción apresurada solo por moda.
La escena se desarrolló con la franqueza típica de los inversionistas que no pierden tiempo en rodeos. Un asistente preguntó por qué la producción de videojuegos toma tantos años y si SEGA planea mejorar su eficiencia. La respuesta abrió un capítulo que inevitablemente coloca a la empresa en el mismo debate global que atraviesa toda la industria.
IA para optimizar, no para sustituir
SEGA explicó que está dispuesta a apoyarse en nuevas tecnologías para reducir tiempos de desarrollo y facilitar procesos repetitivos. La IA, según sus directivos, puede ser un aliado técnico si se usa con criterio. Nada de exageraciones, nada de depender de ella para lo que los creativos pueden realizar mejor.
La compañía reconoce que existe una “fuerte resistencia” cuando se habla de IA en áreas sensibles como el diseño de personajes, la construcción de mundos o la narrativa. No es un temor menor: los equipos creativos llevan años perfeccionando métodos que no desean ver desplazados.
Por eso, dentro de la estrategia de SEGA integra IA con cautela —como se vive a la mitad de esta historia— el mensaje es claro: la tecnología no se meterá donde no debe, y cada implementación será evaluada caso por caso.
Un contexto donde la IA divide a la industria
SEGA no es la única empresa experimentando con IA. De hecho, el debate está más caliente que nunca.
Krafton ya se declaró compañía “AI First”.
Ubisoft presentó un proyecto experimental con modelos generativos.
Square Enix quiere que la IA realice el 70% del QA y debugging para finales de 2027.
Pero también están los opositores.
Necrosoft, creadores de Demonschool, se han mostrado totalmente en contra.
Dan Houser, cofundador de Rockstar, ha advertido que estas herramientas “no van a resolver todos los problemas” del desarrollo de un videojuego.
Mientras unos ven una revolución, otros ven una amenaza al oficio creativo.
SEGA apuesta por un punto medio
La postura de SEGA es singular: no rechaza la tecnología, pero tampoco la glorifica. Quiere eficiencia sin perder alma. Agilidad sin sacrificar originalidad. Y ese punto medio podría marcar el estándar que otras compañías empiecen a seguir.
La marca de Sonic parece entender algo fundamental: los jugadores pueden aceptar mejoras en tiempos de producción o calidad técnica, pero no están dispuestos a ver desaparecer el toque humano detrás de los mundos y personajes que aman.
¿Un futuro más eficiente o más incierto?
Aún queda por ver cómo, cuándo y dónde SEGA aplicará la IA. Sus próximos lanzamientos podrían mostrar desde optimizaciones internas hasta nuevas herramientas de apoyo para los desarrolladores. No habrá transformaciones bruscas; sí habrá experimentación estratégica.
Lo que está claro es que SEGA integra IA con cautela porque sabe que cada cambio tecnológico en el gaming provoca olas, y navegar esas olas requiere equilibrio entre visión, tradición y responsabilidad.
Y mientras la industria debate y se divide, SEGA traza su propio rumbo: uno donde la IA tiene espacio, pero no protagonismo absoluto. Uno donde la tecnología apoya, pero no reemplaza. Uno donde el futuro se construye con innovación, pero también con respeto a la creatividad que ha dado vida a sus mundos más emblemáticos.
SEGA integra IA con cautela, y por ahora, ese parece ser el movimiento más sensato en un panorama que evoluciona tan rápido como los propios videojuegos.


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