Te pones los audífonos, activas un interruptor y ¡PUM! El murmullo de la oficina, el motor del avión o el ruido del tráfico desaparecen casi por completo. No es magia, es una proeza de la física y la ingeniería llamada Cancelación Activa de Ruido (ANC). Te explicamos cómo funciona este pequeño milagro tecnológico.
La clave de todo está en un concepto llamado «interferencia destructiva». Para entenderlo, primero hay que recordar qué es el sonido: son ondas que viajan por el aire. Cada onda tiene picos (puntos altos) y valles (puntos bajos).
El proceso: Escuchar, Invertir y Cancelar
Los audífonos con cancelación de ruido hacen tres cosas a una velocidad increíble:
- Escuchan el exterior: Pequeños micrófonos en el exterior de los audífonos captan el ruido ambiental que te rodea (el «sonido no deseado»).
- Crean un «anti-ruido»: Un chip dentro de los audífonos analiza esa onda de sonido y, en una fracción de segundo, genera una onda de sonido completamente nueva que es la imagen especular exacta de la original. Es decir, donde la onda de ruido tiene un pico, la onda de «anti-ruido» tiene un valle, y viceversa.
- Reproducen ambas ondas: Los audífonos reproducen la onda de «anti-ruido» al mismo tiempo que el ruido exterior llega a tus oídos.
Aquí es donde ocurre la «magia». Cuando el pico de la onda de ruido se encuentra con el valle de la onda de anti-ruido, se anulan mutuamente. El resultado es el silencio. Matemáticamente, si la onda de ruido es X, los audífonos crean una onda −X. La suma de ambas es X+(−X)=0.
¿Por qué funciona mejor con ruidos constantes?
La cancelación activa de ruido es espectacularmente buena para eliminar ruidos constantes y de baja frecuencia, como el motor de un avión, el aire acondicionado o el zumbido de un tren. Esto se debe a que son sonidos predecibles y el chip tiene tiempo de generar la onda de anti-ruido perfecta.
Funciona menos eficazmente con ruidos repentinos y agudos, como una conversación justo a tu lado o el ladrido de un perro. Estos sonidos son demasiado rápidos e impredecibles para que el sistema los cancele por completo.
Así que la próxima vez que te aísles del mundo con tus audífonos, sabrás que no es brujería, sino una pequeña y elegante sinfonía de física aplicada ocurriendo directamente en tus oídos.


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