El secretario de Economía, Marcelo Ebrard, afirmó que México podría recibir un trato diferenciado en los aranceles anunciados por Estados Unidos para sectores como vehículos pesados, muebles, medicamentos de patente, equipo médico y maquinaria industrial.
A pesar de las tensiones, las exportaciones mexicanas mantienen un crecimiento sólido. Tan solo en agosto, el comercio hacia EE.UU. subió 7.4%, incluso con caídas en algunos sectores.
Ebrard advirtió que, si las medidas se aplican bajo la sección 232, no habría exenciones para México, por lo que se espera la respuesta oficial de la Representación Comercial estadounidense.
Un Cuarto de Junto más abierto para la revisión del T-MEC
De cara a la próxima revisión del T-MEC, el funcionario anunció que el Cuarto de Junto ya no será exclusivo de unos cuantos, sino que integrará a 30 sectores productivos y a los secretarios de desarrollo económico de cada estado.
“Ya no serán solo seis u ocho personas en la mesa; la negociación será más abierta y representativa”, subrayó Ebrard.
El Consejo Coordinador Empresarial (CCE) recordó que hasta 2024 participaron 34 coordinaciones empresariales, pero ahora el proceso busca mayor inclusión.
México y China: tensiones comerciales en aumento
En paralelo, México también enfrenta fricciones comerciales con China. Tras anunciar aranceles de hasta el 50% a ropa, calzado, electrodomésticos y otros productos provenientes de países sin tratados de libre comercio, Ebrard se reunió con el embajador chino Daojiang Chen.
México justifica esta decisión en la necesidad de proteger el empleo y su balanza comercial, que ha mostrado un déficit creciente.
“Entre 2020 y 2025, el déficit con China aumentó 83% y es insostenible”, señaló el secretario.
La escena es clara: en Washington, la Casa Blanca diseña medidas que podrían golpear a México; en Beijing, las tensiones comerciales se profundizan. En medio, Marcelo Ebrard busca negociar con firmeza pero también con apertura, confiando en que México pueda diferenciarse ante EE.UU. y proteger su industria frente a China.
El reto no es menor: equilibrar las relaciones con dos gigantes económicos, garantizar certidumbre a los exportadores y al mismo tiempo, abrir la negociación del T-MEC a un sector privado más representativo.


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