En un movimiento que podría transformar el ecosistema financiero mexicano, Bancos, fintechs y autoridades regulatorias se preparan para un intenso debate sobre los costos asociados a los pagos con tarjetas de crédito y débito. La reciente propuesta de Banxico y la CNBV para reducir significativamente las comisiones por intercambio ha encendido las alarmas en la banca tradicional, mientras las empresas de tecnología financiera ven una oportunidad histórica para democratizar los pagos digitales en el país.
La propuesta regulatoria que cambia las reglas del juego
El pasado 27 de octubre, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y Banco de México (Banxico) presentaron una consulta pública que busca reducir los elevados costos que actualmente enfrentan los usuarios al realizar pagos con tarjetas. La iniciativa regulatoria representa un cambio paradigmático en la forma en que se estructuran las comisiones en el sistema de pagos mexicano, históricamente caracterizado por tarifas sustancialmente más altas que en otros mercados internacionales.
La propuesta específica establece que las cuotas de intercambio se fijen en 0.6% para pagos con tarjetas de crédito y 0.3% para transacciones con tarjetas de débito. Estas cifras contrastan dramáticamente con los niveles actuales, donde las comisiones para tarjetas de crédito alcanzan hasta el 1.91% del total del pago, mientras que en débito se ubican alrededor del 1.15%. La disparidad con estándares internacionales es evidente: México presenta un promedio de 1.36% frente al 0.2% que prevalece en otros países.
La respuesta de la banca tradicional: Plan de contingencia
Frente a esta iniciativa regulatoria, la Asociación de Bancos de México (ABM), presidida por Emilio Romano, ha acelerado el desarrollo de su propia red de pagos denominada «RedM». Este proyecto emergente busca crear una infraestructura donde los principales accionistas sean bancos, adquirentes y agregadores, manteniendo así el control dentro del ecosistema bancario tradicional. «Ya estamos trabajando, acordamos un presupuesto y acordamos los pasos siguientes para poderla hacer una realidad», afirmó Romano, destacando que la RedM es «totalmente compatible» con las nuevas reglas propuestas por los reguladores.
La estrategia bancaria refleja una carrera contra el tiempo para adaptarse a un nuevo entorno regulatorio que amenaza con comprimir sus márgenes de rentabilidad en el negocio de tarjetas. Los bancos parecen reconocer que la resistencia frontal a la reducción de comisiones podría ser contraproducente, optando instead por desarrollar soluciones alternativas que les permitan mantener cierta influencia en el mercado de pagos.
El ecosistema de pagos mexicano: Complejidad y concentración
El actual sistema de pagos en México opera a través de un intrincado entramado de participantes. En la base se encuentran los emisores: bancos, Sofipos o fintechs que proporcionan las tarjetas de crédito o débito a los usuarios. Se estima que más de 112 empresas de este tipo operan actualmente en el país. Estos emisores trabajan mediante redes globales como Visa o Mastercard, que facilitan las transacciones entre los diferentes actores.
En el otro extremo se encuentran los comercios, que utilizan terminales punto de venta proporcionadas por bancos o agregadores de pago como Mercado Pago o Clip. La conexión entre ambos extremos la realizan los adquirentes, empresas especializadas en procesar pagos con tarjeta. Actualmente, el mercado cuenta con cuatro cámaras de compensación: E-Global, Mastercard, Visa y Prosa (recientemente adquirida por Visa).
La concentración del mercado es particularmente notable en E-Global, propiedad mayoritaria de Banamex (46.14%) y BBVA (46.14%), con HSBC manteniendo el 7.72% restante. Esta estructura propietaria explica en parte la resistencia a reducir comisiones, ya que los principales bancos se benefician directamente del status quo.
El apoyo del sector fintech y agregadores
La Asociación de Agregadores de Medios de Pago (ASAMEP) ha celebrado abiertamente la iniciativa regulatoria, señalando que atiende las recomendaciones que la Cofece ya había formulado en 2023 sobre cómo las altas comisiones inhiben el consumo y la formalidad. El sector fintech ve en esta medida una oportunidad para democratizar los pagos digitales y expandir su penetración en segmentos poblacionales tradicionalmente excluidos del sistema financiero formal.
«Por nuestra parte estaremos participando en la consulta pública correspondiente, alineados a nuestra misión de impulsar el desarrollo económico de México y promover el crecimiento de la economía digital mediante la implementación de una infraestructura de pagos inclusiva y accesible para toda la población», señaló la ASAMEP en un comunicado. Esta posición refleja la divergencia de intereses entre la banca tradicional y las empresas de tecnología financiera, que buscan capitalizar el cambio regulatorio para ganar participación de mercado.
Impacto potencial en usuarios y comercios
La reducción de las comisiones por intercambio podría tener un efecto transformador en los hábitos de consumo de los mexicanos. Para los usuarios, significaría menores costos indirectos al utilizar tarjetas, mientras que para los comercios, especialmente los pequeños y medianos, implicaría una reducción significativa en sus gastos operativos. Este ahorro podría traducirse en precios más competitivos o en una mayor disposición a aceptar pagos con tarjeta, particularmente en transacciones de bajo monto.
La Cofece ya había advertido en 2023 que las altas comisiones no solo afectaban a consumidores y comercios, sino que también limitaban el crecimiento general de la economía digital en México. Al reducir estas barreras, se espera fomentar una mayor adopción de medios de pago electrónicos, contribuyendo así a la formalización de la economía y a la inclusión financiera de segmentos poblacionales históricamente desatendidos.
El camino por delante: Negociación e implementación
Las próximas semanas serán cruciales para definir el futuro de los pagos digitales en México. El proceso de consulta pública permitirá a todos los actores involucrados presentar sus argumentos y propuestas, en un ejercicio de diálogo que buscará equilibrar los intereses de las instituciones financieras con los beneficios para usuarios y el desarrollo general del sistema de pagos.
El resultado de este debate sentará las bases para una nueva era en los pagos digitales mexicanos, donde la competencia, la innovación y la reducción de costos podrían converger para crear un ecosistema más eficiente e inclusivo. Lo que está en juego no son solo porcentajes de comisión, sino la propia configuración del sistema financiero mexicano en la era digital.


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