La escena económica mexicana vive momentos de incertidumbre. En agosto, el Indicador Global de Opinión Empresarial de Confianza (Igoec), elaborado por el Inegi, mostró una ligera mejoría frente a julio, aunque todavía se mantiene en la temida zona de pesimismo.
El índice cerró en 49.3 puntos, apenas 0.4 más que el mes anterior, pero aún por debajo de los 50 puntos que marcan la frontera del optimismo. Esta cifra significa también un retroceso de 4.9 puntos respecto a agosto de 2024, sumando 16 lecturas anuales a la baja.
Los empresarios frente a la incertidumbre
En las oficinas de una pequeña empresa de comercio en la capital, Laura, una emprendedora de 42 años, revisa cada mes los reportes de confianza empresarial. Para ella, estas cifras no son solo estadísticas: son el pulso de sus decisiones.
“El panorama es difícil, pero veo que los clientes poco a poco regresan”, comenta.
Su voz refleja la dualidad de los empresarios mexicanos: un presente incierto, pero la esperanza de un futuro mejor.
Historias como la de Laura se repiten en los distintos sectores. Mientras el comercio y los servicios privados no financieros lograron un repunte mensual, la construcción cayó y la manufactura se mantuvo estancada.
Retos que frenan el optimismo
La economía mexicana enfrenta varios desafíos:
- Retos monetarios vinculados a la inflación.
- Amenazas arancelarias en un contexto global incierto.
- Debilidad estructural en sectores clave como la construcción y manufactura.
Estos factores mantienen a la confianza empresarial bajo presión, limitando las decisiones de inversión y expansión.
Señales de esperanza en el futuro
Pese a los obstáculos, la encuesta revela un dato esperanzador: los empresarios confían más en el futuro del país que en el presente inmediato. Esa expectativa positiva se convierte en un motor que sostiene las inversiones a mediano plazo.
Expertos coinciden en que si la economía logra estabilizar la inflación y consolidar un entorno de certidumbre, la confianza empresarial podría regresar al terreno del optimismo en los próximos meses.
¿Un punto de inflexión?
La confianza empresarial en México sigue atrapada en el pesimismo, pero la ligera mejora en agosto marca un respiro que no debe pasar desapercibido. Si bien el presente refleja incertidumbre, los empresarios están apostando por un mañana más estable, una señal que podría anticipar un punto de inflexión en la economía mexicana.


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