El Mundial 2026 está a punto de dar uno de sus pasos más importantes rumbo a la inauguración: el sorteo de la fase de grupos. El próximo 5 de diciembre, en el Kennedy Center de Washington, las 48 selecciones clasificadas conocerán su destino en la primera Copa del Mundo organizada por México, Estados Unidos y Canadá.
Con un formato sin precedentes y reglas específicas para evitar cruces entre selecciones de la misma confederación —salvo la UEFA, que puede repetir hasta dos equipos por sector—, el escenario para la Selección Mexicana ofrece posibilidades que van desde un panorama favorable hasta el temido grupo más difícil del Mundial 2026.
Las expectativas aumentan debido a la complejidad del sorteo y la enorme diversidad de rivales distribuidos en los bombos. México, como anfitrión, partirá desde el Bombo 1, pero eso no garantiza evitar compromisos de alta exigencia. La combinación de estilos, niveles individuales y contextos futbolísticos harán de este sorteo uno de los más analizados en la historia del futbol mundial.
A diferencia de ediciones anteriores, el Mundial 2026 ampliará la cantidad de selecciones participantes, por lo que también aumentan las posibilidades de que el Tri enfrente a potencias emergentes o equipos que suelen ser incómodos tácticamente. Por ello, el análisis de los posibles escenarios se vuelve clave para entender cuál sería el grupo más duro y cuál representaría un camino más accesible.
En este contexto, la conversación gira principalmente en torno a dos panoramas: uno lleno de complicaciones debido a la presencia de rivales de élite, y otro más manejable que permitiría a la Selección fortalecer su confianza antes de encarar la fase de eliminación directa.
El grupo más difícil del Mundial 2026 para México
El conocido como grupo más difícil del Mundial 2026 podría poner al Tri ante un reto monumental. Según las combinaciones posibles, uno de los escenarios más complicados sería enfrentarse a Croacia, Noruega y Ghana, equipos con características particulares que, juntas, formarían un sector extremo para cualquier selección anfitriona.
Croacia, actualmente dentro del top 10 del ranking FIFA, es probablemente el rival más fuerte disponible en el Bombo 2. Su reciente historial habla por sí solo: subcampeones en 2018, tercer lugar en 2022 y un estilo de juego que combina experiencia, orden táctico y creatividad en medio campo. Aunque se encuentra en un periodo de renovación, su competitividad sigue siendo elevada gracias a la presencia de jugadores consolidados y jóvenes en crecimiento.
Noruega sería el golpe definitivo dentro de ese grupo. Con futbolistas como Erling Haaland y Martin Ødegaard, el combinado nórdico se ha consolidado como una selección temida por su capacidad ofensiva, su fuerza física y su intensidad en transiciones. Su ausencia en mundiales recientes no refleja su verdadero nivel actual, lo cual lo convierte en un rival que podría complicar seriamente a México en un partido clave.
Ghana completaría el grupo como la selección históricamente incómoda para la Selección Nacional. Su futbol vertical, sus duelos físicos y su presión constante suelen generar complicaciones a equipos que buscan controlar la posesión. Aunque su posición en el ranking FIFA no siempre refleja su peligrosidad, su estilo y ritmo competitivo hacen que este sector sea considerado el grupo más difícil del Mundial 2026.
Juntos, Croacia, Noruega y Ghana formulan un escenario en el que México tendría que exhibir su mejor versión desde el primer partido. La mezcla de potencia técnica, verticalidad y resistencia física representaría un reto multifacético que pondría a prueba su capacidad táctica, su fortaleza mental y su ritmo de competición.
El escenario más accesible del Mundial 2026 para México
Aunque existe un grupo más difícil del Mundial 2026, también hay combinaciones significativamente más manejables, ideales para que el Tri tome impulso en la primera ronda. Entre ellas aparece un sector con Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda, tres selecciones competitivas y disciplinadas, pero con limitaciones claras frente a equipos de mayor calidad técnica.
Australia sería, en papel, el rival más fuerte de este grupo accesible. Su futbol sigue siendo predominantemente físico y basado en orden defensivo, pero continúa mostrando limitaciones técnicas que lo separan de las potencias mundiales. Para México, enfrentarlo representaría un partido de exigencia moderada, pero controlable si se mantiene la posesión y se neutralizan sus ataques por banda.
Sudáfrica, en plena reconstrucción, atraviesa un periodo de baja proyección internacional. Con escasos jugadores en ligas top, su desarrollo competitivo ha sido irregular. Aunque clasificó con mérito, aún está lejos del nivel necesario para interferir en los planes de un anfitrión que busca avanzar sin sobresaltos en el Mundial 2026.
Nueva Zelanda, por su parte, es un rival ordenado, combativo y disciplinado, pero cuya brecha técnica frente a selecciones más desarrolladas sigue siendo amplia. Cuando enfrenta equipos que dominan la posesión, suele replegarse y perder metros rápidamente. Para México, esta combinación de Australia, Sudáfrica y Nueva Zelanda representaría un panorama cómodo y favorable para obtener el primer lugar del grupo.
Este sector, además, ofrecería un cruce accesible en dieciseisavos, lo cual sería una ventaja estratégica en un torneo extenso como el Mundial 2026. Tener un arranque manejable permitiría al Tri ajustar detalles tácticos, probar alineaciones y aumentar su ritmo competitivo sin una presión extrema desde el primer día.
Aun así, el futbol mundial ha demostrado repetidamente que ningún grupo es sencillo y que las sorpresas pueden aparecer en cualquier momento. Sin embargo, al comparar posibilidades, el contraste entre los escenarios es significativo y ayuda a dimensionar la importancia de un sorteo bien encaminado.
En conclusión, el Mundial 2026 coloca a México ante la posibilidad de enfrentar uno de los grupos más exigentes de su historia o uno de los más cómodos. Lo único seguro es que el país vivirá un torneo diferente, lleno de expectativas, presión y un ambiente único como uno de los anfitriones del evento deportivo más grande del planeta.
Mundial 2026 será una prueba de carácter, estrategia y determinación para el Tri, sin importar el sector que le toque. Pero el análisis previo deja claro que el sorteo puede marcar la diferencia entre un inicio turbulento y uno prometedor.


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