Al hablar de Educación olvidada, pocos imaginan que en pleno 2025 existan preparatorias que han funcionado durante 10 y 6 años sin plantel propio, dependiendo de aulas prestadas, casas de cultura improvisadas y hasta viviendas de campesinos para poder enseñar. Pero eso es exactamente lo que viven cientos de jóvenes en Emiliano Zapata y Ayala, en el estado de Morelos.
La mañana de este lunes, esos estudiantes decidieron decir basta. Llegaron al Palacio de Gobierno en Cuernavaca acompañados por integrantes de Antorcha Campesina, con un mensaje claro: “No queremos privilegios, queremos escuelas”. Lo que ocurrió frente a ese edificio —bajo el sol, entre pancartas escritas a mano y voces que piden dignidad— expone la magnitud de una Educación olvidada que lleva años sin respuesta oficial.
Educación olvidada como realidad cotidiana en Morelos
La historia de ambas preparatorias parece sacada de un archivo de emergencias temporales… salvo que lo temporal se volvió permanente.
La Preparatoria Libertador del Sur, ubicada en la colonia Gerardo Pérez de Emiliano Zapata, acumula una década operando en una casa de cultura prestada. Con esfuerzo y cuotas voluntarias, padres y maestros han acondicionado el lugar, pero no alcanza. “Los alumnos se sientan en el piso; otros cargan sus propias sillas para tomar clases”, relata la maestra Camelia Domínguez Isidoro.
A 50 kilómetros, en Huitzililla, Ayala, la historia es parecida: la preparatoria local usa como sede la telesecundaria Hermenegildo Galeana… cuando se la pueden prestar. Cuando no, los maestros enseñan en casas de campesinos. Una realidad que no encaja con la narrativa oficial de “avance educativo”.
En total, son 400 estudiantes que luchan por algo elemental: un edificio donde aprender.
Morelos enfrenta protesta por abandono educativo
La protesta frente al Palacio de Gobierno comenzó alrededor de las 10 de la mañana. Los estudiantes llegaron con mochilas al hombro, como cualquier día de clases, salvo que este lunes la lección iba dirigida al gobierno estatal.
La organización Antorcha Campesina entregó un pliego petitorio que incluye obras de educación, salud, seguridad, transporte y programas sociales para más de 60 colonias marginadas de 19 municipios. En el centro del documento está la exigencia de construir las dos preparatorias olvidadas.
Mientras la lectura del pliego avanzaba, madres de familia levantaban cartulinas donde podían leerse frases como “La educación es un derecho, no un favor” o “Nuestros hijos merecen aulas, no improvisaciones”. Un reflejo claro de la Educación olvidada que se normalizó durante años.
Más que infraestructura: un reclamo de futuro
En la mitad de esta historia aparece una pregunta inevitable: ¿qué futuro puede construirse si los estudiantes carecen incluso de un espacio seguro para aprender?
Morelos ha enfrentado problemas de violencia, rezago social y desigualdades profundas. Para estas comunidades, una preparatoria digna no es solo un edificio: es un punto de partida para romper ciclos de pobreza. Por eso la marcha no fue simplemente un acto de protesta, sino un reclamo de futuro.
La gobernadora Margarita González aún no ha dado una respuesta pública directa a esta demanda, pero los estudiantes aseguraron que no se retirarán “hasta ser escuchados con seriedad”.
Un llamado urgente
La manifestación terminó sin incidentes, pero cargada de simbolismo. Los jóvenes regresaron a sus hogares sabiendo que, por un día, hicieron visible lo invisible: años de Educación olvidada que necesitan atención inmediata.
Esta historia no termina aquí. Es apenas un recordatorio de que la educación pública es la columna vertebral de cualquier sociedad funcional. Si se abandona, todo lo demás se derrumba.
Y tal como inició esta nota, así debe cerrar: reconociendo que la lucha de estos estudiantes es un grito contra la Educación olvidada, que no puede seguir siéndolo.
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