Una noche amarga para México en Estados Unidos
La selección mexicana vivió una de sus noches más duras en mucho tiempo. En un amistoso disputado en Estados Unidos, Colombia goleó 4-0 a un equipo dirigido por Javier Aguirre que nunca encontró rumbo ni reacción. Fue una exhibición cafetalera que dejó en evidencia las carencias defensivas y la falta de cohesión del conjunto nacional.
Desde el primer minuto, Colombia mostró mayor intensidad, técnica y precisión. En cambio, México lució desordenado y sin ideas, incapaz de sostener la posesión ni generar peligro real en el arco rival. La falta de liderazgo y la fragilidad táctica convirtieron el encuentro en una lección de fútbol para los sudamericanos.
El primer golpe: Lucumí abre la cuenta
El inicio del partido fue discreto, con pocas llegadas claras de ambos lados. Sin embargo, Colombia aprovechó la primera oportunidad seria. En una jugada a balón parado, Jhon Lucumí apareció solo dentro del área mexicana tras un tiro libre mal defendido. Luis Ángel Malagón, quien no salió a cortar el balón, quedó a mitad de camino y vio cómo el esférico entraba al fondo de la red.
Ese tanto rompió el equilibrio y desató el nerviosismo en la defensa mexicana. Los errores en la marca y la falta de comunicación entre los centrales marcaron el resto del encuentro.
Luis Díaz y James Rodríguez amplían la ventaja
El segundo tiempo fue un monólogo colombiano. Apenas iniciada la parte complementaria, James Rodríguez filtró un pase perfecto para Luis Díaz, quien aprovechó un descuido de Jorge Sánchez y, con una definición sutil, elevó el balón sobre Malagón para el 0-2.
México no encontraba respuesta. Los cambios propuestos por Aguirre no alteraron el rumbo del partido, y la frustración comenzó a reflejarse en discusiones y reclamos contra el árbitro.
Lerma y Carbonero completan la humillación
Cuando el conjunto tricolor intentaba resistir, Jefferson Lerma marcó el tercer gol con una volea espectacular desde el borde del área. El disparo, potente e inatajable, fue el reflejo de la diferencia entre ambos equipos: Colombia con confianza y precisión, México con desconcierto total.
El cierre fue aún más doloroso. En los minutos finales, Juan Fernando Quintero filtró un pase para Johan Carbonero, quien superó en velocidad a la defensa mexicana y definió ante la salida de Malagón para sellar el 4-0 definitivo.
Aguirre bajo presión y un futuro incierto
Con este resultado, México sumó su tercer partido consecutivo sin ganar, lo que ha encendido las alarmas en el entorno del equipo nacional. El proyecto de Javier Aguirre, que buscaba revitalizar la identidad del Tricolor, enfrenta ahora duras críticas por la falta de consistencia y el bajo nivel mostrado en los últimos encuentros.
Más allá del marcador, preocupa la actitud del equipo: sin liderazgo, sin reacción y con una evidente desconexión táctica. En contraste, Colombia demostró que atraviesa un momento de crecimiento sostenido, con jugadores que combinan técnica, velocidad y determinación.
El eco de una derrota que deja heridas
La goleada no solo afecta el ánimo del vestuario, sino también la confianza de la afición mexicana, que esperaba una presentación más competitiva. Los errores repetidos en defensa, la poca creatividad en el medio campo y la falta de contundencia en el ataque reflejan un problema estructural que va más allá de un partido amistoso.
El reto inmediato para México será reconstruir su juego y recuperar la identidad que alguna vez lo caracterizó. Para Aguirre y sus dirigidos, el margen de error se acorta y las exigencias aumentan.


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