Lucía tenía 34 años, vivía en Madrid y cuidaba su alimentación con esmero. Había sustituido las bebidas azucaradas por versiones “light” o “zero”. Cada día, después del almuerzo, una lata de refresco con edulcorantes artificiales era su recompensa. Lo que nunca imaginó fue que esta rutina inofensiva escondía un riesgo aún mayor que el azúcar.
Un estudio reciente, realizado por la Universidad Monash, la Universidad RMIT y el Consejo del Cáncer de Victoria, puso en jaque esa percepción común. Tras seguir a más de 36.000 adultos durante casi 14 años, concluyeron que consumir una sola bebida con edulcorantes artificiales al día se asocia con un 38 % más de riesgo de desarrollar diabetes tipo 2.
¿Más dañinas que las bebidas azucaradas?
Los datos del estudio, publicados en Diabetes & Metabolism, son contundentes: mientras que las bebidas azucaradas aumentan el riesgo de diabetes en un 23 %, las que contienen edulcorantes artificiales lo hacen en un 38 %.
Este hallazgo contradice años de recomendaciones que sugerían estas bebidas como alternativas “más saludables”.
El investigador Robel Hussen Kabthymer explicó:
“Ya sea con azúcar o edulcorantes, beber una o más de estas bebidas al día se asoció con una mayor probabilidad de desarrollar diabetes tipo 2”.
El impacto metabólico va más allá del peso
Una de las revelaciones más sorprendentes fue que este riesgo se mantiene incluso tras ajustar los resultados por el peso corporal. En otras palabras: el daño metabólico causado por estas bebidas ocurre incluso en personas con peso normal.
Este dato sugiere un mecanismo diferente al de las bebidas azucaradas. Se plantea que los edulcorantes artificiales alteran la microbiota intestinal, afectan la respuesta a la insulina y pueden modificar la percepción del sabor, fomentando antojos y mayor ingesta calórica a largo plazo.
Implicaciones globales para la salud pública
Más de 500 millones de personas viven con diabetes tipo 2 en el mundo. Es una enfermedad silenciosa, pero devastadora. Las recomendaciones dietéticas actuales, que siguen promoviendo edulcorantes como opción segura, podrían necesitar una revisión urgente.
Este estudio australiano se suma a investigaciones previas realizadas en Francia y el Reino Unido que vinculan el consumo de edulcorantes como aspartame o sucralosa con efectos adversos en la salud metabólica.
Las políticas de salud pública deberían enfocarse en reducir el consumo de todas las bebidas no nutritivas, sean “light” o no, e impulsar el agua, infusiones naturales y bebidas sin aditivos como opciones principales.


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