Ana, de 42 años, se quejaba de sentirse agotada cada día pese a dormir sus ocho horas. Durante años, atribuyó su fatiga al estrés laboral. Pero un reciente estudio internacional ha revelado que su caso podría no ser tan simple: el cansancio persistente puede tener raíces biológicas más allá de la falta de sueño.
El hallazgo científico
Publicado en The Lancet eMedicine, este trabajo analizó muestras de más de 6.000 personas hispanas y latinas en Estados Unidos, detectando 877 metabolitos en sangre. El hallazgo clave: siete compuestos vinculados con hormonas esteroides y ácidos grasos se relacionan con la somnolencia diurna excesiva.
Esto significa que sentirse agotado no siempre es sinónimo de dormir poco. En algunos casos, el cuerpo revela un perfil metabólico alterado que explica la fatiga.
Diferencias entre hombres y mujeres
El estudio también observó algo revelador: al analizar los datos por sexo, aparecieron tres metabolitos adicionales en hombres, lo que indica mecanismos biológicos distintos en la fatiga según el género.
Esto abre la puerta a terapias diferenciadas para hombres y mujeres, un aspecto hasta ahora poco explorado en los trastornos del sueño.
Más que dormir: riesgos y consecuencias
La somnolencia diurna excesiva afecta a cerca de un tercio de los adultos en EE.UU. y está asociada a:
- Mayor riesgo cardiovascular
- Diabetes tipo 2
- Hipertensión arterial
- Accidentes laborales y de tráfico
- Baja calidad de vida
Antes, se atribuía solo a apnea o malos hábitos de sueño. Ahora, la ciencia señala que los biomarcadores metabólicos y hormonales son responsables en muchos casos.
Hacia un diagnóstico personalizado
El estudio sugiere que medir estos metabolitos podría ayudar a:
- Detectar tempranamente el riesgo de fatiga crónica.
- Diseñar tratamientos personalizados según el perfil metabólico.
- Prevenir enfermedades asociadas al cansancio persistente.
Como explicó la investigadora Tamar Sofer: “Queríamos entender por qué algunas personas sienten somnolencia persistente aun teniendo hábitos de sueño saludables”.
Metabolitos clave en la fatiga
Entre los compuestos más relacionados con la somnolencia destacan:
- Pregnenediol sulfato y tetrahidrocortisol glucurónido (hormonas esteroides).
- Ácidos grasos de cadena larga como el dihomo-linoleato.
- Tiramina O-sulfato, vinculada a neurotransmisores del sueño y la vigilia.
Todos ellos forman un mapa biológico del cansancio, donde el metabolismo y las hormonas pesan tanto como las horas de sueño.
El futuro de la investigación
Aunque prometedor, el hallazgo tiene límites: no todos los resultados se replicaron en otras cohortes, y se necesitan más estudios para entender el papel de las hormonas en mujeres.
Aun así, la conclusión es clara: la fatiga puede ser un síntoma de procesos biológicos ocultos que van más allá de la almohada.
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