Durante años, levantar pesas se asociaba con lo estético. Pero hoy la ciencia lo respalda como una de las mejores herramientas para prevenir enfermedades y alargar la vida.
Eneko Baz, especialista en entrenamiento basado en evidencia y creador de Bazman Science, lo explicó en el podcast Tengo un Plan:
“Entrenar fuerza no es solo para verte bien, es para poder vivir bien.”
El músculo, según Baz, funciona como un órgano endocrino: al contraerse libera mioquinas, sustancias que influyen en órganos vitales como el corazón, el hígado y el cerebro. Este proceso mejora la salud metabólica, la densidad ósea y la función cognitiva.
Contracción muscular vs. entrenamiento de fuerza
Caminar o correr activa los músculos, pero entrenar fuerza los educa. La diferencia está en cómo se comunica el sistema nervioso con las fibras musculares.
“El entrenamiento de fuerza mejora la coordinación y la precisión del cuerpo”, explica Baz.
Este tipo de ejercicio fortalece la conexión entre cerebro y músculo, lo que reduce el riesgo de caídas y lesiones, especialmente en adultos mayores.
Además, previene la sarcopenia, la pérdida progresiva de masa muscular, y protege la autonomía en la vejez, un factor clave para el bienestar físico y psicológico.
Mujeres, hormonas y fuerza: una alianza esencial
Baz enfatiza que el entrenamiento de fuerza es crucial también para las mujeres.
Con el descenso de estrógenos, el cuerpo femenino tiende a perder masa muscular más rápido. Sin embargo, entrenar fuerza compensa ese proceso hormonal, fortalece huesos y reduce el riesgo de fracturas.
“La independencia en la vejez depende directamente de tu masa muscular”, afirma el especialista.
Fisiología y mitos del crecimiento muscular
Durante el podcast, Baz desmontó uno de los grandes mitos del fitness: ganar fuerza no siempre implica aumentar volumen.
El sistema nervioso puede volverse más eficiente sin que el músculo crezca visiblemente. Sin embargo, para alcanzar niveles superiores de rendimiento, la hipertrofia (aumento del tamaño de las fibras musculares) se vuelve necesaria.
El experto aclaró además que las fibras no se “rompen” durante el entrenamiento, sino que se adaptan y se fortalecen. Esta capacidad del cuerpo de reorganizarse y volverse más resistente es una de las claves del envejecimiento saludable.
El músculo como inversión en salud y longevidad
Más allá del gimnasio, el entrenamiento de fuerza es una inversión metabólica y hormonal. Favorece el equilibrio de glucosa, regula la presión arterial y mejora la salud cerebral.
Baz lo resume así:
“Nos puede llevar a tener más años… y esos años vivirlos con más calidad.”
El verdadero objetivo no es la estética, sino la funcionalidad: mantener un cuerpo capaz, ágil y preparado para los desafíos diarios.


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