El momento en que el aburrimiento se disfraza de entretenimiento
Piénsalo. Hace unas horas, quizá estabas deslizando sin rumbo en TikTok, saltando de un vídeo a otro, o pausando una serie en Netflix porque “ya no te atrapaba”. No eres el único. Vivimos en una época en la que, paradójicamente, tenemos más contenido que nunca y, aun así, nos aburrimos.
La psicología tiene una explicación: estamos atrapados en un bucle atencional. Este bucle aparece cuando existe una gran diferencia entre la atención “ideal” que queremos sentir y la atención “real” que nos provoca lo que hacemos. Cuanto más grande es la brecha, mayor es el hastío.
El bucle que alimenta tu frustración
Imagina que buscas una película que te absorba por completo. La pones, pero en los primeros diez minutos revisas tu móvil. Una notificación te lleva a un vídeo en Instagram, luego a un reel en Facebook, y, antes de que te des cuenta, llevas 40 minutos saltando de un contenido a otro.
Ese salto constante no solo rompe la experiencia, sino que amplifica el aburrimiento. Nuestro cerebro piensa: “Este contenido no es suficiente, busquemos otro”. Pero ese otro, aunque sea nuevo, rara vez llena el vacío. El resultado: más frustración y menos satisfacción.
La paradoja del móvil como “cura” del aburrimiento
Sacar el teléfono cuando nos aburrimos parece lógico. Es inmediato, gratuito y siempre hay algo nuevo. Sin embargo, estudios demuestran que utilizarlo en momentos de cansancio o tedio solo aumenta la sensación de aburrimiento. Además, reduce el disfrute de interacciones reales, como conversar con amigos sin distracciones.
Tener el móvil sobre la mesa en una reunión social, incluso sin usarlo, cambia nuestra experiencia: estamos menos presentes, menos atentos y, por tanto, menos conectados.
El “switching digital”: un hábito que desgasta la mente
Investigaciones recientes ponen nombre a este fenómeno: switching digital. En experimentos, se comparó la experiencia de ver un solo vídeo sin interrupciones con la de poder cambiar libremente entre varios. El resultado fue claro: quienes podían “hacer zapping” digital se aburrían más, disfrutaban menos y se concentraban peor.
El problema no es solo el cambio en sí, sino que cada salto rompe la atención profunda. El nuevo contenido reinicia el interés, pero de forma superficial y momentánea. En minutos, el ciclo se repite y la brecha entre tu atención real y la ideal se ensancha.
Cómo escapar del ciclo
No se trata de demonizar el móvil, sino de recuperar la capacidad de inmersión. Algunas estrategias incluyen:
- Consumir contenido sin interrupciones: elige un vídeo, podcast o libro y comprométete a terminarlo.
- Eliminar opciones de cambio rápido: desactiva las recomendaciones automáticas.
- Crear momentos de atención plena: practicar mindfulness o actividades sin pantallas.
- Redefinir el aburrimiento: verlo como una oportunidad para la creatividad, no como un enemigo.
Un hábito pequeño, un cambio enorme
La próxima vez que sientas la tentación de saltar de un vídeo a otro, recuerda: tu cerebro no busca más estímulos, sino más profundidad. Quizá la verdadera “cura” contra el aburrimiento no está en encontrar otro contenido, sino en aprender a permanecer en el que ya tienes.


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