Tomás, un niño de 10 años, comenzó a mostrar señales de aislamiento tras la pandemia. Sus padres notaron que se volvía más callado, irritable y con pocas ganas de socializar. En lugar de optar por medicación inmediata, decidieron inscribirlo en una escuelita de fútbol. Tres meses después, su maestra comentó que Tomás participaba más en clase y sonreía con frecuencia. Sin saberlo, sus padres estaban aplicando una de las estrategias más efectivas para mejorar el ánimo infantil: el ejercicio regular.
Un estudio masivo confirma lo que muchos intuían
Una revisión publicada en el Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry analizó 375 estudios previos, que involucraron a más de 38,000 niños y adolescentes entre 5 y 18 años. El resultado fue claro: el ejercicio físico reduce los síntomas de depresión y ansiedad, en muchos casos, de forma más rápida y sostenible que otras intervenciones tradicionales.
Qué tipo de ejercicio ayuda según el problema emocional
Los investigadores, liderados por Ben Singh de la Universidad de Australia del Sur, encontraron beneficios específicos según el tipo de entrenamiento:
- Ansiedad: Mejoró notablemente con ejercicios de resistencia de baja intensidad, como pesas ligeras o rutinas suaves.
- Depresión: Respondió mejor a programas de entrenamiento combinado (fuerza + aeróbico) de intensidad moderada.
- TDAH y depresión infantil: Mostraron los cambios más significativos.
Incluso los programas de menos de tres meses demostraron una mejora sustancial en el estado emocional, lo cual sugiere que los resultados pueden notarse rápidamente.
No hace falta un gimnasio: el juego también cuenta
Carol Maher, codirectora del estudio, fue contundente: “El simple movimiento es suficiente. Los niños no necesitan ir al gimnasio. Jugar, correr, montar bicicleta o practicar algún deporte ya puede marcar una diferencia”. El estudio también halló que no hay gran diferencia entre hacer ejercicio tres veces por semana o más, ni entre rutinas largas o cortas.
El mensaje es claro: mientras se mantengan activos, los niños se benefician emocionalmente.
Actividad física como estrategia central de salud mental
La recomendación de los expertos es incorporar el ejercicio como parte del tratamiento integral de la salud mental infantil, tanto en escuelas como en centros comunitarios o clínicas.
Los programas más efectivos incluyen rutinas estructuradas, aunque también se destacan los juegos al aire libre, el deporte en equipo o las actividades recreativas dirigidas. Lo importante es que el movimiento se realice de manera constante y con alegría.
Un mensaje para padres y cuidadores
Los padres no necesitan gastar dinero en membresías. Caminar al parque, jugar en la plaza o bailar en casa también suma. “El movimiento es medicina, y el cuerpo de los niños lo absorbe de forma natural”, aseguran los especialistas. En momentos de creciente preocupación por la salud mental infantil, este estudio representa una luz de esperanza accesible, simple y efectiva.


TE PODRÍA INTERESAR