Cada día, millones de personas sienten un marcado descenso de energía entre las 13:00 y 15:00. Aunque comúnmente se atribuye al almuerzo, los expertos de Science Focus señalan que la somnolencia postprandial responde principalmente a variaciones naturales en la actividad cerebral, más que a lo que comemos.
Este fenómeno interrumpe la concentración y el ánimo, generando pérdida de productividad, y se presenta en diversas culturas y estilos de vida.
El papel del locus coeruleus y los ritmos biológicos
La clave está en el locus coeruleus, una estructura cerebral que produce noradrenalina, neurotransmisor esencial para la atención y el estado de alerta. Según la neurocientífica Dr. Mithu Storoni, este núcleo funciona como una “caja de cambios”: bajo actividad provoca adormecimiento, nivel intermedio optimiza la atención y nivel máximo responde a emergencias.
El descenso vespertino coincide con el ritmo circasemidiano, que ocurre cada 12 horas y predispone a un breve letargo. El momento exacto depende del cronotipo: madrugadores sienten el bajón antes, noctámbulos más tarde.
Mitos sobre la alimentación y el sueño
Aunque se piensa que los carbohidratos o comidas pesadas provocan somnolencia, estudios humanos modernos no han encontrado diferencias significativas. La idea de que la digestión desvía sangre del cerebro carece de respaldo; el flujo sanguíneo cerebral permanece estable durante la digestión.
La siesta breve como solución eficaz
Las siestas cortas de 10 a 20 minutos mejoran el ánimo, restauran la atención y podrían proteger la salud cerebral a largo plazo, según la Dra. Vicky Garfield. Dormir más de 30 minutos puede reducir la productividad y aumentar riesgos metabólicos, como diabetes tipo 2.
El investigador Omar Boukhris resalta que la siesta vespertina también favorece la recuperación física y el rendimiento deportivo, especialmente si se toma temprano en la tarde.
Alternativas si no puedes dormir
Para quienes no pueden descansar, caminar 30 minutos o cambiar de actividad funciona de manera similar. Realizar tareas menos exigentes en este periodo y priorizar desafíos intelectuales para otros momentos del día mejora la productividad. Un sueño nocturno adecuado sigue siendo clave para mantener la atención durante toda la jornada.
Sincroniza hábitos con tu biología
No es necesario recurrir al café ni a soluciones extremas. Ajustar rutinas, aprovechar siestas cortas o pausas activas, y respetar los ritmos biológicos permite superar la somnolencia postalmuerzo, mejorar la concentración y enfrentar el resto del día con energía y claridad mental.


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