Los bebés y expectativas parecen conceptos demasiado grandes para un niño que apenas ha cumplido su primer año de vida. Sin embargo, un estudio reciente ha demostrado que, en silencio, desde sus primeras experiencias, los niños están formando una idea sorprendentemente clara de lo que pueden esperar de sus padres. Aunque no puedan expresarlo con palabras, ya entienden quién los calma, quién los escucha y quién está ahí cuando más lo necesitan.
En la sala de una casa cualquiera, un bebé de cuatro meses llora con la urgencia de quien aún no conoce el mundo, pero reconoce el abrazo de quien lo cuida. Una madre se apresura, lo toma en brazos, lo arrulla, lo tranquiliza. En otro hogar, otro bebé llora igual, pero su llanto queda esperando. Ambos pequeños, sin saberlo, están construyendo un mapa emocional que los acompañará toda la vida.
¿Qué revela el estudio sobre los bebés y expectativas?
Investigadores de la Universidad Reichman analizaron a 72 madres y sus hijos durante el primer año de vida para comprender mejor cómo se forman estas primeras percepciones. Observaron las interacciones cotidianas: cuándo las madres respondían al llanto, cómo lo hacían, si había contacto emocional o distancia involuntaria.
Lo que descubrieron fue profundo y sencillo a la vez: los bebés que recibieron una respuesta sensible —esa mezcla de calma, contacto y atención— desarrollaron expectativas positivas sobre el comportamiento de sus cuidadores. En otras palabras, asumían que, cuando algo doliera, alguien vendría a ayudarlos.
Meses después, con apenas diez meses, los bebés fueron expuestos a una función de marionetas donde un osito respondía al llanto de un bebé oso. Cuando el osito reaccionaba con cariño, los niños con madres sensibles lo miraban con la naturalidad de quien reconoce un gesto familiar. Cuando reaccionaba con frialdad, los bebés con madres distantes simplemente no se sorprendían.
Ahí estaban, con menos de un año, mostrando lo que habían aprendido sin comprender las palabras: que el mundo puede ser un abrazo… o un silencio.
Cómo se construyen los bebés y expectativas desde el primer año
La mitad del estudio hace evidente algo esencial: las primeras experiencias moldean el modo en que los bebés interpretan la respuesta emocional de sus padres. Es así como los bebés y expectativas se entrelazan en un proceso de aprendizaje silencioso y constante.
Cuando, después de la función de marionetas, los niños elegían con qué oso jugar, sus decisiones lo confirmaban. Los bebés que habían vivido muestras constantes de afecto preferían al oso receptivo. Los que habían experimentado distancia elegían al oso indiferente.
Este patrón demuestra que los bebés no solo observan: construyen esquemas internos sobre cómo funciona el mundo, quién los cuida y qué esperar de las personas. Es la base temprana del apego seguro o inseguro, una de las piedras angulares del desarrollo emocional infantil.
Un mensaje claro para madres y padres
La doctora Tahli Frenkel, una de las autoras del estudio, explica que estas expectativas tempranas no solo revelan cómo los bebés entienden el mundo, sino también el enorme poder de las interacciones cotidianas. No se trata de ser perfectos: se trata de ser constantes.
El primer año de vida es un terreno fértil donde cada mirada, cada caricia y cada respuesta al llanto se convierte en una semilla de seguridad o incertidumbre. Los bebés que aprenden que sus necesidades serán atendidas desarrollan confianza, resiliencia emocional y un vínculo afectivo fuerte.
Y aunque cualquier madre o padre puede tener días difíciles, la consistencia general en la sensibilidad emocional es la que define la experiencia del niño.
Los bebés y expectativas determinan cómo verán el mundo
El estudio es un recordatorio poderoso de que los bebés, incluso antes de caminar o hablar, ya están creando un mapa emocional basado en sus relaciones más cercanas. Por eso, al finalizar esta historia que une ciencia y vida cotidiana, queda claro que los bebés y expectativas forman un vínculo inseparable que determina cómo verán el mundo, cómo confiarán en él y cómo se relacionarán con quienes los rodean.


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