Juan cumplió 45 años con la sensación de que algo cambiaba en su cuerpo. Un tropiezo en casa que casi lo hizo caer le recordó que, más allá de la fuerza, el equilibrio y la estabilidad eran ahora su mayor reto. Al consultar con un fisioterapeuta, descubrió que la pérdida de masa muscular y reflejos no era un fallo personal, sino un proceso natural del envejecimiento. La solución estaba en los ejercicios de estabilidad.
¿Por qué la estabilidad es esencial después de los 40?
De acuerdo con Men’s Fitness, a partir de los 30 años se pierde entre un 3% y un 8% de masa muscular por década, lo que afecta directamente la fuerza, el equilibrio y la capacidad de reacción.
La entrenadora Liz Hilliard lo resume así: “mantener e incluso aumentar la masa muscular junto con la fuerza del core es clave para prevenir lesiones y mantener la independencia en la madurez”.
Los 7 ejercicios recomendados por expertos
1. Peso muerto rumano a una pierna
Mejora la estabilidad de la cadera, fortalece glúteos y entrena el equilibrio en cada repetición. Ideal para prevenir caídas y ganar control corporal.
2. Plancha lateral con alcance
Trabaja oblicuos y estabilizadores. Obliga al core a resistir la rotación, simulando movimientos cotidianos como cargar peso sin dañar la espalda.
3. Press Pallof
Con banda de resistencia, fortalece el core y mejora la capacidad de resistir fuerzas externas. Fundamental para proteger la zona lumbar.
4. Bird Dog con ritmo o carga
Aumenta coordinación y postura. Recomendado para quienes pasan mucho tiempo sentados, ya que equilibra fuerza y control en la zona media.
5. Plancha
El básico que nunca falla: refuerza core y columna. Comienza con 30 segundos y progresa hasta un minuto para mayor resistencia.
6. Sentadilla en la pared
Fortalece piernas y core con una postura isométrica. Incrementa la dificultad elevando brazos o alternando rodillas.
7. Zancada
Mejora estabilidad, movilidad y fuerza de piernas. Añadir peso o elevar brazos intensifica el reto y sus beneficios.
Beneficios a largo plazo
Estos ejercicios no solo reducen el riesgo de lesiones, también ayudan a mantener un cuerpo funcional, fuerte y estable. Contribuyen a la autonomía, mejoran la postura y disminuyen la probabilidad de accidentes domésticos o en el gimnasio.
Para quienes superan los 40, se trata de una inversión en salud: no solo en el presente, sino también en las próximas décadas de vida activa.


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