Pequeñas pero poderosas, las sardinas han sido parte de la dieta humana durante siglos. Su bajo costo y alto valor nutricional las convierten en una opción esencial para quienes buscan cuidar su salud sin gastar de más. Pero ¿sabías que también tienen beneficios ecológicos y contribuyen a un estilo de vida sostenible?
Un tesoro nutricional enlatado
Cuando Martina, madre primeriza, buscaba una opción saludable durante el embarazo, su abuela le recomendó incluir sardinas en su dieta. No solo por tradición, sino por su alto contenido de omega-3, esenciales para el desarrollo cerebral del bebé. Así descubrió un alimento que la ayudó más allá del embarazo: fortaleció su sistema inmune, mejoró su energía y hasta la hizo ahorrar.
Las sardinas contienen EPA y DHA, dos tipos de omega-3 que protegen el corazón, reducen la inflamación y ayudan a bajar los niveles de triglicéridos. Además, incrementan el colesterol HDL (el “bueno”) y regulan la presión arterial.
Huesos fuertes y mente clara
¿Sabías que una porción de sardinas contiene tanto calcio como un vaso de leche? Su alto contenido en vitamina D y selenio las vuelve aliadas para fortalecer los huesos y prevenir fracturas, especialmente en adultos mayores.
Por otro lado, su riqueza en nutrientes esenciales como el hierro, fósforo y vitaminas del grupo B favorece el funcionamiento cerebral y previene el deterioro cognitivo con la edad.
Ayudan a controlar el peso y el hambre emocional
Las sardinas son una bomba de saciedad. Su alto contenido en proteínas completas y grasas saludables contribuye a mantenerte satisfecho por más tiempo, lo que ayuda a controlar la ingesta calórica y reducir los antojos.
Un estudio reciente demostró que quienes integran sardinas regularmente en su dieta mejoran su índice de masa corporal (IMC) y reducen grasa corporal, sin comprometer su energía ni masa muscular.
Sostenibles y responsables con el planeta
Mientras muchos pescados sufren de sobrepesca, las sardinas son una opción sostenible. Su ciclo de vida corto y su bajo impacto ambiental las hacen ideales para quienes buscan un estilo de vida más consciente.
Según Telegraph, su consumo responsable favorece tanto la economía doméstica como la salud global del ecosistema marino.
Precauciones necesarias
Aunque son un superalimento, hay que tomar ciertas precauciones. Las sardinas enlatadas suelen tener alto contenido de sodio, lo que puede afectar a personas con hipertensión. Se recomienda optar por versiones bajas en sal o combinarlas con alimentos frescos bajos en sodio.
Además, su contenido en purinas puede elevar los niveles de ácido úrico, por lo que personas con gota deben moderar su consumo.
El regreso de un clásico
Hoy, las sardinas están viviendo un resurgimiento. De ser un alimento modesto, han pasado a protagonizar menús gourmet y recetas virales. Desde tostadas con aguacate y sardina, hasta ensaladas proteicas, su versatilidad las vuelve una estrella en la cocina moderna.
Chefs, influencers de nutrición y amantes de los superalimentos las integran en sus rutinas por ser una opción saludable, económica y sabrosa.
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